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domingo

El Clavo / Alguien dijo



Todo lo revivido se estremece.
Repites las historias muy despacio
con los nombres del mundo de los muertos
pues lo bello, al final, resulta triste.

Las huidas sin carrera son la imagen
grotesca de los sueños, el agua que se escapa
entre las manos y, por eso, prefieres
cambiar aquellos nombres y lugares, dejar
sólo los hechos con los sentimientos
que arrastran.
Puede ser una señal
y casi te deslumbra.
En el dolor, no obstante,
el abrazo es más rápido que un cepo.
Ser uno mismo, sí, pero antes ser de otros.



Un intruso nos somete, 1997
Juan Carlos Abril

Mayo cruel



La vida es un sorteo. Ganas o andas por ahí sin dueño. Deambulas por una línea recta que hace zigzaguear la mente y aunque intentas, sin éxito, enmendar las faltas, volver a la tómbola y obtener algo mejor, la esperanza sigue dentro de ti haciéndote cerrar los ojos, trastabillar una vez más, caer en algunos brazos si tienes poquita suerte, o de plano sobre el asfalto fresco de este mayo cruel.

Taun We

sábado

Clara (Alguien dijo)

A veces, sin decir ninguna palabra, me abre la puerta de la habitación y yo, que suelo estar sentada en el pasillo cazando mariposas al vuelo, con algún libro en la mano de los que ella me dejó hace tanto, o contando las baldosas grises y blancas que me acercan a su puerta mientras pienso qué podría yo contarle esa noche antes del paseo, entonces, me levanto y voy tanteando la penumbra hacia el hueco que ha quedado abierto entre madera y pared. Y acerco tanto mi cara a la tan estrecha rendija que nos separa que puedo sentir el vaho del vacío oscuro que hay en su habitación y el aliento de su soledad no forzada, aunque mucho menos querida de lo que las dos creímos al principio. Respiro de su mismo aislamiento y le pregunto entonces que si hoy tampoco. Le digo: «Clara, Clara, ¿hoy tampoco?», y ella me susurra que no, que hoy tampoco. «¿Y el paseo?», le digo casi sin voz. Y ella primero calla y luego me dice que caminará al llegar a la página ciento ochenta y tres de su libro, el que ahora lee o escribe. No sé. No sé qué hace. Pero entonces le pregunto si me dejará pasear con ella y, a veces, después de años de espera, me dice que sí. Y a veces me dice que no. Y vuelve a cerrar la puerta. Y entonces, cuando se encierra de nuevo, me ahogo de ansiedad y me sorprendo tendida de cuerpo entero sobre las heladas baldosas grises y blancas del pasillo. Porque, ¿qué sé yo cuándo va a volver a abrir? Y porque, ¿qué sé yo si ella querrá verme en su próximo paseo o no?
Voy a la cocina y preparo una taza de leche. No la bebo porque es para ella, que tampoco la bebe.
No sé qué hace en la habitación. Al principio se lo preguntaba: «Clara, Clara, ¿qué haces?», y no me contestaba. Y yo pensaba que estaría dormida y la dejaba dormir. También al principio, otros amigos —los afables amigos que antes solían venir a casa— se acercaban lentamente a su puerta y se interesaban con voz festiva por ella. «Vamos, Clara, Clarita», decían. «Sal de ahí, que queremos verte y hablarte. Queremos hablar contigo, Clara. Pero así no podemos. Anda, sal de ahí». Y ella no contestaba ni tampoco salía. Yo a veces le oía susurrar a kilómetros de distancia un sonido triste, perdido, que se iba transformando en la palabra mentira. Y nuestros amigos, los amigos tan amables que antes venían a casa, me comentaban durante la cena fría que qué pena, con lo deliciosa que era Clara. Y lo inteligente. Y también a veces decían que con un futuro tan brillante, y que con lo bien que hablaba. Y yo me confundía y pensaba: «Pero si nunca la escuchabais, si nunca creísteis lo que decía, si nunca mirabais sus ojos, si nunca prestabais atención».
«De todos modos, yo creo que Clara sigue siendo una dulce y triste damita…»
«Encantadora y lánguida…»
Y a veces, entonces, podía caerse la lámpara de arriba o llegar hasta nosotros el estruendo de un vidrio al quebrarse contra algún muro.
«¿Es Clara, Clarita?», preguntaban.
«No. Será el gato».
Nuestros buenos amigos ya no vienen tanto a casa. Yo no sé si era el gato, pero tampoco sé si era Clara. Ella ya no salía de la habitación y el gato apareció muerto en la despensa una mañana de invierno hace ya dos años. Lo encontramos al amanecer. Hacía tanto frío y el pobre gato estaba tan tieso y con los ojos tan abiertos, mirándonos fijamente, rogándonos que lo sacáramos de allí. Clara lo recogió del suelo, lo miró y se lo acercó un poco. Lo mantuvo junto a su pecho durante un breve instante y dijo «ha muerto». A continuación lo tiró al contenedor de basura y cerró la ventana. «Te prepararé el desayuno y luego podemos ir a pasear hasta el lago».
—Pero si llueve —dije yo.
Ella me miró y se fue hacia el armario de las tazas.
—Si no quieres venir, puedes quedarte leyendo o también puedes empezar a buscar el espíritu del gato. Seguramente estará por el piso de arriba. Si no lo haces tú ahora, tendremos que hacerlo las dos esta tarde o mañana. No podemos dejar que vagabundee solo por ahí, sin saber en qué parte de la casa va a querer quedarse. Tendremos que poner su comida allí donde él esté, y supongo que se decidirá por el piso de arriba. Siempre le ha gustado más.
Desayunamos y fui con ella hasta el lago. No quería buscar el espíritu del gato yo sola por las habitaciones oscuras de escaleras arriba.
A veces Clara se quedaba toda la noche sentada ante su mesa sin dormir, pero a la mañana siguiente seguía siendo ella quien venía temprano a mi habitación para despertarme y para contarme: «Hoy pasearemos hasta el lago». «Hoy dormiremos hasta la hora de comer». «Hoy contaremos los libros de las estanterías y leeremos primero los que tengamos dos veces, porque eso quiere decir que nos gustaron mucho en dos momentos distintos». «Hoy escribiremos sentadas en las escaleras, yo arriba y tú abajo». «Hoy iremos a la ciudad a comprar un perro». «Hoy no nos vestiremos y saldremos así, en camisón». Y yo solía decir: «Pero si llueve». Entonces ella me miraba: «Hoy bailaremos danzas turcas». «Hoy daremos ración doble al gato». Y una mañana dijo: «Hoy no hablaremos». Y otra mañana dijo que hoy se encerraría en su habitación para siempre y que no saldría jamás. Y yo pensé: «Pero si hoy no llueve».
Y se encerró.
Yo imaginaba lo que podría estar haciendo. Estaría sentada en el suelo con un libro delante, o en la silla mirando una hoja blanca de papel que nunca empezaba a escribir, o frente a la ventana cerrada, atontada con las nubes grises, y pensé que saldría por la noche a la hora de la cena porque venía gente.
Pero no salió. Y la gente llegó, cenó y se marchó.
—Qué pena que Clara esté indispuesta.
—Sí —decía yo.
Y miraba hacia arriba, con la esperanza de verla aparecer en cualquier momento.
Cuando desapareció el último de sus amigos, supe que Clara se había encerrado. Y el espíritu del gato atravesó velozmente la casa ante mis ojos.
Entonces me dejé caer al suelo y me deshice el pelo.

Pilar Adón / El mes más cruel

jueves

Puertas abiertas



Se marchó sin avisar, azotó la puerta 
No me canso de buscar alguna respuesta 
No sé si vuelva la verdad, la vida da tantas vueltas 
Pero me quema la ansiedad...
Y dejo puertas abiertas 
Por si anduviera perdida 
El corazón en la mesa 
La cama dispuesta de noche y de día 
Y dejo puertas abiertas 
Por si regresa algún día 
Que por mas lejos que vaya yo sé que me extraña 
Me dejó en medio del mar 
Sin chaleco a la deriva 
Se llevó mi vanidad, le clavó una espina 
Yo que jamás creí llorar, la vida da vueltas 
Pero me quema la ansiedad... 

Y dejo puertas abiertas 

sábado

Dos lunares


Y recordó cómo sonrió, hacía años, la noche en que miraron al cielo desde el acantilado, junto al faro, cuando le hizo creer que las pecas que moteaban su nariz eran estrellas caídas del cielo. Ella lo había celebrado levantando los brazos en señal de victoria, y él la había cargado para abrazarla mientras giraban sobre la roca, la niña pataleando en el aire de pura felicidad. Hoy las pecas habían desaparecido dejando tan sólo dos lunares. El hombre supo ahora que también había desaparecido la niña.

Paul Pen / 2013

domingo

Tú me acostumbraste


Tu me acostumbraste...
Te extraño amor; tus besos, tu piel, esas palabritas en mi oído.
Nuestros cuerpos golpeando el espacio que nos separa mientras estás dentro de mi, vida.
Te extraño en mi cama, en la tuya, en el carro o donde las ganas nos encuentren... 

Taun We

lunes

Sinónimo esperanza


Hola Cielo. Te extrañé mucho, como siempre... creo. Pero no importa en el fondo estoy muy agradecida porque eres parte de mi vida, una muy importante y eso no va a cambiar nunca, ni la distancia, ni el tiempo cambiará mis sentimientos por ti.  A veces me pregunto porque la vida nos puso en el mismo camino, y he llegado a la conclusión que es para que seas mi pensamiento favorito, mi mejor recuerdo y el sinónimo de la palabra esperanza. Sin ti mi vida no tendría mucho sentido, no él que tú le das. Gracias corazón, he aprendido mucho estos días, casi todo lo que treinta años me negaron lo he vivido en un mes... Ojalá la suerte de conocernos sea la misma que un día nos dé la oportunidad de compartir más que letras y este amor incompleto e incondicional. Un beso de buenas noches, de buenos días. Un beso grande por ser quien eres y a quien tanto amo. 

Taun.

martes

La vida


(...)
Cuando el corazón se rompe y se arregla
y se rompe y se arregla...
Cuando un amigo te clava el aguijón del desprecio
y el suelo se abre bajo los pies.
Cuando las amistad son 4 copas rebosantes
y te vengas del mundo en su compañía.
Cuando las estanterías del tiempo
no aguantan el peso de los años
y vuelves a caer en cosas que ya te habían dicho adiós.
Cuando el tiempo se para y te espera
y te sube a sus vagones y te hace maquinista.
Cuando algo arranca la puerta de casa
y viene tu futuro preguntándote por ti.
Cuando viene el futuro
y te susurra al oído la palabra primavera.
Cuando el vaso estalla.
Cuando encuentras pegamento
para curar los agravios.

La vida

la vida

la vida...





-Marwan/Fb

jueves

Y se entregan



Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.


Oliverio Girondo

miércoles

Está bien




Ya no puedo contenerme, 
con tenerte ya está bien.

Cóseme/Beret



martes

El Futuro


Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle,
en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia
los completos de los subtes,
ni en los libros prestados
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original
de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré amor mío,
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel
donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles
y de puentes.
No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente
trata de acordarse de ti.

El Futuro / Julio Cortázar

domingo

Ayer...


Cuando el ayer se transforma en el antes de ayer
y el antes de ayer se convierte en hace mucho tiempo
y el hace mucho tiempo se convierte en nunca más
¿qué puedes esperar?

-Nina Cassian

jueves

Mis labios



Anhelo cruzar el umbral de la autocompasión, así temblando de miedo dejar atrás lo que creo que me das, sin lograr ser tangible me ata. 
Me provocas tanto sufrimiento y a la vez el antídoto que lo cura todo. Las mentiras, el desconsuelo, el llanto me parecen tan poco cuando te veo de frente, que aún me atrevo a pedir más​ dolor, mordidas, golpes contundentes, palabras hirientes y tus falsos besos apasionados que agrietan mis labios mientras mis piernas no aguantan, pierden fuerza; caigo derrumbada por un amor que quizá solo existió en mi y tengo temor abandonar.

Taun.

martes

Me he quedado dormida



Me he quedado dormida con tu aroma impregnada en todo lo que soy, no solo la ropa o el cabello; cuando  te digo todo; es más allá del límite del cuerpo, si tuviera la certeza de que tengo alma...

Las tres horas que logré dormir fueron plácidas, aún sentía tu calor alrededor e inevitablemente desperté absorta en pensamientos de soledad. Ese sentido extra que supuestamente poseemos me habla claro y fuerte, me dice que nada es justo... esta vida es una muerte lenta.

Taun.

jueves

Ojos de ciervo



Me siento tan pequeña
como si hubieran​ comprimido
cada una de mis células.

El corazón inalterable, vibra enorme.

Me descubrí enamorada,
caigo de nuevo en sus garras.
Un día después de haber sanado
me deslizo lentamente.

Como migrante que retorna al agua fresca
palpitando y sucumbiendo ante su encanto.
Los ojos al ras del agua me acechan,
e inevitablemente me matarán.

Taun We

Acuarelas, a un paso del infierno en verano.


Cuando la vida se atreve a delinear mi historia con un dedo, lentamente y con ternura; irremediablemente vuelvo a ti, pienso: "ahora que".
Claro, ya sabes por qué y de donde surgen estas letra. Y es que no concibo la idea de obtener lo que alguna vez anhelé disfrutar y no tenerte a mi lado.
Imagina por un momento la felicidad casi completa... Lo sé,  en el "casi" nos perdimos.
¿Aún guardas en la memoria aquella noche despejada que pasamos a las afueras de la ciudad, la caja de cartón que contenía docenas de botellas llenas de cerveza que no podíamos tomar por falta de un destapador? Realmente no quería embriaguez, ni comida, mucho menos soñar; solo te quería, a ti, ahí en la eternidad a un paso del infierno en verano. Que sencillo era ser nosotros, con sus pros y sus enormes contras.
Has notado como me disuelvo en ti; eres un vaso de agua caliente y yo tu bolsita de azahar. Todo me lleva a evocarte, extrañarte y preguntarme que sigue.
Soy -casi- feliz y deseo obtengas lo mismo que la vida me da cuando pinta de acuarelas mis (nuestros) sueños.

Taun

viernes

Ruptura


Bellas palabras, dichas a su justo tiempo son la mejor trampa del cazador. 
Te engancha e inmoviliza de donde difícilmente puedes liberarte; el alma. Se vuelven una red que invade tu mente pausada y cálidamente. 
Caí rendida, fui uno de sus premios; hoy cortará mi cabeza para decorar su añeja habitación de memorias.

Taun We

domingo

De lejos viene / Elsa Cross



Cuando lo sepas quisiera ver tu cara.
Por que vas a saberlo
aunque no te lo diga
ni leas estos poemas.
¿Cambiará algo entonces?
Es imposible
que no adviertas aún mi turbación:
tanto desorden de miradas,
tanta avidez
registrando el más breve de tus gestos.
¿Y nada modifica tu indolencia?
Ah, íntegro varón, que Dios te guarde.
Pero voy a aclararte
en nombre de esta cólera
y a manera de agravio,
que si te amo
es seguramente por error.
has de saber
que nunca me gustaron ojos desteñidos
ni maneras solemnes,
menos aún cabello lacio y bien peinado
(y de la solemnidad líbrame Dios, libérame).
También has de saber que eres
demasiado sencillo para mi soledad,
demasiado humano para mi deseo,
demasiado lineal
para la arquitectura de este laberinto.
Pero ya basta: pido una disculpa.
Ocurre tal vez
que sólo seas un poco distraído.
Vendrá entonces de ti
el reconocimiento
o una sincera frase paternal.


Elsa Cross
De "El vino de las cosas"
Ediciones Era 2004

miércoles

Desconexión


Desconectada del mundo.
Las circunstancias, deseos, frustraciones de otros me llegan y mientras los entiendo, me alegran o entristecen; me atrevo a opinar y ofrecer lo mejor para todos, pero siempre queda un espacio sin definición en el cual flotan un millón de pensamientos dispersos dirigidos a mi pareja, hija y círculo familiar cercano.

Me encuentro en un momento de cambios, conflictos menores y una pizca de desesperanza.

No son ustedes, soy yo.... El hámster en mi cabeza no deja de girar, no distingo entre lo que está bien o está mal. Etapas, etapas donde no terminas de encontrarte y hacer las pases con tu reflejo.

Por ahora, no busco consuelo... No es una opción.


Taun.

sábado

...Comprendí


“…comprendí que no hay lugar más lejano adonde marcharse que irse al fondo de sí mismo, a ese final de mundo donde solo convive uno consigo mismo. Ahí me fui, a la espera de que mi corazón se rompiera o se hiciera de bronce”.

-Así en la vida como en los libros / Sael Ibáñez