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viernes

Adentro


Me encontraba parada en el centro de aquella gran construcción, de la cual yo era solo una hormiga  más. No se descifrar realmente que sucedió pero de pronto me envolvía un gran esplendor, chispitas de color en tonos azules, grises y blancos danzaban a mi rededor formando un remolino encantador.  Me creí dueña de mis sentimientos y dirigí mis pensamientos hacia la edificación, como si de alguna manera tuviera el poder de sacarme del fango; de este barro donde se arrastran muchos como yo…
         Me escabullí en sus murallas y las luces que envolvían mi cuerpo se fueron apagando. La curiosidad sobre las figuras de hombres ilustres de tiempos pasados que decoraban el lugar me guió hacia una vereda que comenzaba a poblarse de hojas en un tono verde brillante; el color más vivo que había tenido frente a mí. Al cabo de los pasos  las hojas fueron saturando las paredes;  la enredadera era tal que no había un trozo de roca que se pudiera ver sin sus ataduras. Era inevitable tratar de descifrar las figuras que formaban arriba y abajo, todo lo cubría y llenaban de vida.

        Reconocí  la figura del hombre que amo, sus pequeños y adormilados  ojos me miraban fijamente desde  lo alto de una columna; se encontraba sujeto por lianas verdes que comenzaban a marchitarse. Supe que  se desplomaría en poco tiempo. No deseaba quedarme a  ver su piel muerta regada sobre la alfombra de tan viva naturaleza. Aun no tenia idea de el porque nos encontrábamos en ese plano, así que me alejé lo mas que pude y su aroma quedó atrás tan rápido que no tuve tiempo para añorarle.

       El espeso bosque que comenzaba a cubrirme me hizo entrar en una tranquilidad casi inalterable. Mis sentidos se sensibilizaron y cualquier rose, ruidito o fragancia llamaban mi atención. Los rayos de sol que se filtraban através del techo de ramas y hojas me quemaban la piel haciéndome sentir un dolor intenso y reconfortante. Sin alterar mi respiración  y mientras caminaba lentamente, mire como perdía la piel poco a poco. No tenía temor de lo que pudiera quedar de mí. Cuando  se detuvo el deterioro en mi piel comencé a sentir un enorme  cansancio, mi cuerpo requería algún tipo de líquido o desfallecería sin haber conseguido salir de aquel extraño lugar que  empezaba  a perder color.

En un parpadeo involuntario encontré mis pies sobre una tierra tan árida y seca que  me lastimaba  al intentar ir de prisa. El sol se había marchado dando la bienvenida a una luna roja, extraña, que apenas lograba alumbrar los harapos que cubrían una parte de mi cuerpo mientras mi piel se renovaba rápidamente. No parecía haber una salida. Ahora el entorno lucia despoblado. Un ruido estruendoso se dejó escuchar bajo el suelo seco y quebradizo que de vez en vez capturaba uno de mis pies haciéndome detener para luego jalarlo, sacudirlo y avanzar más a prisa que antes. Ahora si empezaba a tener un temor inmenso de no volver jamás a mi hogar…

        A una considerable distancia de mi se revelaba un montón de arena y piedras. A medida me acercaba una brisa fresca me llenaba de esperanza y apresuré mi marcha. Subí con tres largos pasos la pila y me detuve súbitamente; un río hermoso  colmado de flores y un rico aroma me dio la bienvenida mientras mi escasa vestimenta y cabello enredado  se movía de un lado a otro como complacidos por el vientecillo que corría. Fue ahí cuando la voz de mi pareja me preguntó en un tono fuerte:

       -¿Estas bien?

       Sólo asentí levemente con la cabeza mientras volvía a la normalidad y seguí en silencio. La cena a la que fuimos invitados continuaba y tenía tanto sueño que cerré los ojos una vez más pero esta vez sólo fue para atrancar la puertecilla secreta a la que suelo entrar cuando la realidad se torna un tanto rutinaria.

       No habría podido escoger mejor panorama para disfrutar esa noche. El río, la brisa sobre mi piel, el sentimiento de renovación, las flores y el aroma eran suficientes para mostrar un semblante tranquilo y una sonrisa de satisfacción hasta la próxima vez que pueda escapar.




         Cecy =P
01/Agosto/ 2009

Un Sollozo


No fue el día gris lo que atropelló mí mañana.
Tampoco el insípido almuerzo lo que desesperanza plantó.
La familia que nunca llego, ni siquiera los amigos que no existen.



Fue mi alma adormilada, mi cuerpo cansado parado en la puerta mirándome fijamente a la cara; con  el corazón seco como flor marchita que solloza de pronto lo muerta que estoy.




Cecy
8/08/09

Tiempo Lento


-Adelante… Ahora la habitación es un desastre.
Hace días  no te llamo, ni siquiera por equivocación. Creo que volví a culparte de todo lo que comenzaba a sucederme y mi resentimiento se tornó hacia ti.  
Aquí estamos como tantas veces vivimos, la tempestad pasó. En los días que tus ojos clausuraron no estuve a tu lado; y las noches que mis brazos te extrañaron no quise evocarte, me volví un tanto orgullosa… lo siento.  Agrega una contrariedad más a la interminable lista de sinsabores que te cause.
-No digas que todo parece estar en orden porque no es así; engañosamente los libros, calzado y demás objetos están ocupando el lugar acostumbrado; sin embargo fingen… creo que están confundidos. El tiempo avanza lento, los zapatos no encuentran el camino correcto a donde guiarme. La ropa perdió la forma exacta de mis curvas escasas y se desliza por mi cuerpo sin añadirle una pizca de vida y lo peor son los libros; cuando voy en busca de alivio, de sus conocimientos se mezclan las letras y no logro descifrarlos, el color se pierde, las portadas comienzan a esfumarse y termino por tomarlos con cuidado, guardarlos en el lugar donde antes descansaban por temor a que se prendan en llamas sobre la cama que no consigue mostrar empatía y llevarme a un mundo de ensueño donde  me encuentre fundida a la persona que amo.
Toma asiento, aquí junto a mí. Dime que ha pasado en estos días de ausencia.
-¿Me extrañaste?
Yo lo hice incontables veces al día, cada día; llegue a odiarte tanto y con tanto empeño. Deseaba cosas extrañas y  adherí a tu recuerdo las frases y momentos de desamor que me hiciste pasar. Pero aun con todo eso no conseguí sacarte de mi mente, nada funcionaba y pronto me dí cuenta de la falta que haces, del calor que falta en el lado vacío del colchón y la conversación a la hora del café.
No debí dejarte marchar tan a prisa, con esa molestia sobre los hombros y marcada en el entrecejo. Espero que donde habitas ahora todo sea calma y tranquilidad. Imagino que no es como lo pintan y supera cualquier cuadro o idea planteada a través del tiempo. El mundo de los vivos y no tan vivos como yo te añorara terriblemente, tu sonrisa,  berrinches y esa manera diabólica de esconder tus maldades tras una mueca burlona. Todo hará falta, dejaste un hueco en mí vida y no te olvidaré.
-Ahora déjame dormir sobre tus piernas como lo hacia antes. Cuando me diluya en un montón de  sueños vanos toma mi cabeza entre tus manos, colócala sobre el cojín azul. Impregna tu aroma en la habitación, lanza un beso al viento al dejar atrás el umbral.
Trata de no alejarte demasiado, aun no estoy lista para eso.
No olvides cuanto te amo.
Cecy =P
Julio/2009

Murmullo Inoportuno




Me resulta extraño como al pasar de los días nos lamentamos de alguna decisión que hasta determinado momento resultaba  errada. De pronto llega una luz que te envuelve y te detienes a pensar en que tal vez es lo mejor que pudo haber pasado, que te hizo crecer, llorar y aceptar con humildad que tenemos mucho que aprender antes de conseguir llegar a la meta deseada. Los conflictos al ser superados nos dejan un halo de calma que no se pierde con facilidad. Es así como se consiguen los amigos, recuerdos y vivencias perdurables  a prueba de naufragios.
Me cambia la vida a cada paso, cada parpadeo de mis ojos muestra una nueva situación y me plantea muchas soluciones que gracias a Dios aun viajan en la bolsa de mi pantalón. Quisiera decirte que todo va a estar mejor y palmear tu espalda en señal de cariño. Pero descuida, esta vez contendré mis ansias y te dejaré caminar solo(a); descubrir lo que tenga que ser para ti y tu bienestar. Cuando algo varíe y no sea todo color rosa sabes que estaré o espero estar a la distancia de un teléfono. Por mi parte ahora sé que nada bueno, nuevo o valioso nace del odio. Por eso lo evado, le doy la vuelta y me cambio de acera cuando planea toparse conmigo. Por el contrario trato de reunirme a menudo con la paciencia, pretendo que el respeto se despierte a mi vera y  celebro, aprecio y defiendo la libertad de la gente que me rodea y de todos los demás; creo que de ello depende mi liberación, mi tranquilidad y el futuro de mis hijos, de nuestros niños.
Sólo estoy tratando de no dejar que me roben la primavera y las sonrisas aún ocultas en mí interior. Me arriesgaré por una recompensa meramente emocional, busco sentir orgullo de lo que soy y casi pierdo en el camino. Quiero experimentar la pasión por vivir que me  atropellaba hace escasos diez años y la cual se había convertido en desilusión, sombra y casi luto al correr del reloj. No cambiaré mucho, planeo reinventar la música de mi soundtrack, limpiar mis zapatillas y desempolvar la caja de recuerdos que yace en algún rincón de mi armario;  para que me regrese trozos de buenos momentos, minutos perdidos por olvido y flores frescas por siempre que acompañen las memorias que sumaré  pronto.
Con cariño y un enorme agradecimiento a las personas que subieron a mi tren hace casi diez años y aun siguen en este extraño y sinuoso viaje que es mi vida.

Cecy =P
30/Abril/09

Segunda Oportunidad

 
 
La madrugada caía lentamente sobre la ciudad casi vacía, eran contadas las personas que transitaban por las calles; vagabundos, borrachos y putas se dejaban ver con mayor frecuencia. Desde una ventana de madera color verde olivo en el segundo piso de una casona,  Alicia observaba el movimiento de las ramas secas de los árboles que se levantaban a lo largo de su vecindario. Apenas la tenue luz amarilla de una lámpara de mesa la acompañaba. Pensamientos ilógicos y desdicha total la llenaban para luego convertirse en intriga y desconsuelo.

Cada noche antes de que el sueño la venciera trataba de imaginar como seria su vida si hubiera tomado las decisiones correctas. Deseaba con tanto empeño que el tiempo le diera una segunda oportunidad; que el curso de su vida hubiera sido otro.

Sobre una cama enorme, vestida en tonos cafés descansaba David, el  hombre que años atrás había sido el amor de su vida, el calor y la razón para seguir viviendo. Ahora sólo le hacia compañía, le atendía como a otra parte de su vida cotidiana.

El caminar del reloj de plástico en color madera que colgaba de un clavo sobre la pared principal de la habitación, como testigo mudo, guardaba cada uno de sus recuerdos. Por supuesto que las primeras memorias eran de dicha, de intentos por hacer de cada momento algo inolvidable, de palabras coquetas que pintaban un futuro esperanzador.
 Pero cuando los anhelos se transformaron en insatisfacción y frustración fue como si una sombra en tono gris volviera a media luz el panorama, hasta llegar el punto en el cual creía que nada se podía salvar, que no había a donde ir, que correr era inútil, escapar era  imposible y el girar del mundo se volvió absurdo.

Alicia se sentía tan cansada. Veía el tiempo correr y de pronto imaginaba que poco a poco se quedaba atrás de el; para después sentir odio por todo lo que la rodeaba. Los muros parecían sofocarla; se derrumbaba día tras día sobre sus frágiles huesos el hogar que había construido.

Las ramas de los árboles seguían balanceándose, a  un lado y a otro mientras el frío entraba por las grietas en la madera de la ventana. Fueron tantas noches las que   derrocharon los sueños de Alicia. Ella sólo se limitaba a mirar la libertad con la que algunas personas disfrutaban la oscuridad, tomaban un café, trataban de olvidar sus penas bebiendo vino  o simplemente vendían sus cuerpos y caricias al mejor postor.
Dibujaba las siluetas de cada ser que transitaba su calle para llegar al centro de la localidad, les colgaba algún nombre y una sonrisa sobre un rostro sin ojos.
Vivía en un lugar pequeño, no era difícil encontrarse de vez en cuando a estos noctámbulos, en alguna esquina o tienda del lugar. Conocía a la perfección sus miradas, en su mayoría perdidas y cansadas por el desvelo de cada noche; aún así los pintaba ciegos. Creía firmemente que a través de la mirada revelamos nuestros más oscuros secretos y deseos, no deseaba tratar de imaginarlos siquiera, mucho menos robarlos para que sólo permanecieran plasmados en un trozo de papel.
 
La silueta que pintaba más seguido era la de un gato negro y pequeño que tenía un lunar sobre la oreja izquierda; cada noche pasaba por la cerca que limitaba su jardín de la acera. Caminaba con tal garbo, una pata tras la otra elevando la cola; inmediatamente llama la atención de  Alicia que para esas horas ya había bajado por el primer vaso de leche que le trajera un poco de sueño. Se miraban fijamente, ella con rencor por que no soportaba que el  felino hiciera de su vida lo que se le antojara, mientras su sombra continuaba tras esa ventana que cada día lucia más vieja y descuidada. Supongo que el animal la veía con avidez, con unas ganas enormes de ser su mascota y compartir el vaso que descansaba a su lado. Alicia en la oscuridad de la noche no se percató del secreto del gato, no podía ver sus ojos por lo tanto no sabía sobre el sentimiento de  soledad que compartían.

Parecía ser una de las noches más frías de Noviembre. Un automóvil de reciente modelo en color negro, avanzaba lentamente bajo la cortina de agua que comenzaba a  mojar el lugar; parecía buscar a alguna persona. Rápidamente el gato brincó para resguardarse de la lluvia bajo algún desperdicio o bote de basura. Ya eran dos vueltas a la calle del automotor y nada sucedía; de pronto una mujer envuelta en un plástico similar a una bolsa de basura se dejó ver al mismo tiempo que hacia señas al conductor para que detuviera su marcha. Alicia no perdía de vista la escena, la mujer se despojó de la protección improvisada para no empaparse y se subió rápidamente al carro que ya tenía la puerta de atrás esperándola.
Esa noche Alicia no consiguió cerrar los ojos, imaginaba lo que sucedería después de que el auto pasara el límite de la ciudad. Se preguntaba a donde los guiaría el asfalto, que palabras murmurarían, como empezaría esa historia. La imaginación la llevó lejos mientras la excitación creció en su interior haciéndola dedicar más de una decena de hojas a esa silueta en particular. En el fondo Alicia deseaba haber tenido un poco de ese sentimiento efímero y mundano que nos da la pasión de una noche, quería haber sido la mujer sin ojos, la señora sin secretos que abordó el automóvil.

Unas horas después observó como antes de la alborada, bajaban en un movimiento repentino a la puta en su esquina, sosteniendo la ropa en una mano mientras con la otra trataba de cerrar el suéter largo que la cubría. En ese momento Alicia tomó las hojas de papel que contenían la aventura que había cavilado toda la noche y las metió al cesto de basura. Le dolió el tiempo perdido. Plasmó sobre una hoja el bosquejo de la mujer con el rostro desencajado y el cuerpo manoseado que se disponía a regresar a su casa.
Había sido una larga noche, una espera casi interminable, una desilusión más; así que se levantó de la silla que la soportaba, extendió los brazos para cerrar las persianas. Se recostó sigilosamente al lado contrario de la cama donde dormía David, cerró fuertemente sus ojos rodeados de surcos  y uniendo las manos en señal de oración elevó una plegaria por su segunda oportunidad. Después se quedó dormida, entrando así a otro sueño vano.
Cecy =P
21/Agosto/09

Memoria Selectiva



-¡Me estás chin…! -¡Estás loca! -¡Deja de pensar en eso!

Convivir conmigo realmente debe de ser algo muy complicado.

A veces entiendo que no queremos más que permanecer en silencio, comer y dormir tanto como nos sea posible; lamentablemente no todos pueden darse ese lujo. Ya perdimos la costumbre de respetar a los demás como nos gustaría que nos respetaran.

Cuando me encontraba cenado, después cuando expuse lo mucho que me molestan algunas personas, y por último cuando no podía dormir bajo la oscuridad a causa de un error eléctrico en mi casa, recibí cada una de las frases que abren este texto.
Por supuesto que en mi familia no sufrimos de violencia, malos tratos y palabras altisonantes, no estoy acostumbrada a ellas y por ende me lastiman en demasía cuando se salen de control por alguna situación. Lo peor de todo esto es que tristemente las ofensas se quedan en mí por largo tiempo, tal vez para otras cosas mi memoria sea limitada pero este tipo de agravios se graban sobre piedra en mi mente. Estoy tan decepcionada, a veces espero demasiado de las personas y las elevo a un rango que no les corresponde y es ahí, justo ahí, en las expectativas altas donde se oculta el dolor.
Recuerdo que hace años ame profundamente a una persona. El representaba el sentimiento más hondo, limpio y sin límites que he sentido. Fueron unos meses lindos y en gran parte fue culpa mía todo el dolor que llego después de que él me desairó. Yo tontamente o ingenuamente esperaba mucho más de su parte, algo de empatía. A veces sentía como me quería y era tan real que nunca he dudado de ello, lo que si dudo es que Él fuera, al menos en una mínima parte, lo maravilloso que lo pinté en mi imaginación. Aun lo veo, forzando o no las cosas de repente sé que por ahí anda y reconozco que es diferente, la niebla que lo cubría y esa especie de aréola que brillaba sobre su cabeza se esfumo.

La realidad es dura y cuando te dicen palabras tan lastimeras te pones a pensar en lo dificil que debe de ser el arrepentimiento, la culpa o la pena que viene después de herir a alguien que amas, tan ventajosamente. Ahora lo sé y Gracias a Dios me siento mucho mejor. En otra época hubiera reaccionado diferente, pero ahora solo siento una especie de comprensión exagerada, que ciertamente no borra lo decepcionante del momento pero sí que aminora en mucho el sentimiento de ofensa que dejo en un principio.

Me reconforta haber guardado silencio cuando más se requería y ahora dormiré tranquila porque ha dejado de llover, solo unos relámpagos esporádicos se dejan ver y oír a trasluz de las cortinas que cubren la ventana de esta habitación.


Taun We

jueves

Otoño



Mañana comienza la época del año favorita para mí. Siento que son unos días increíbles porque aun están verdes las plantas, llueve. Un día puede hacer calorcito rico y después nos sorprende una mañana nublada envuelta en un vientecillo con aroma a pan recién horneado y café matutino. El pasar de los días se va tiñendo de colores matizados de naranja y verde seco. Los suelos atraen las hojas de los árboles y estas se sueltan formando coreografías de baile al compás del aire que las mantiene a flote. En ocasiones como esta siento que me sobrepasan los motivos para agradecer el seguir aquí, el disfrutar lo que trilladamente no tiene precio. Debo sonar a comercial pero soy sincera y tan cursi que sin quererlo mis dedos se han quedado atados al teclado a causa de la miel que emana por debajo de mis uñas. Ojala nos diéramos cuenta de las cosas hermosas que nos rodean, ojala algún día pueda compartirlas con mi amor.





Taun We
Sept./2010

Sueños Enfrascados




Me soñé parada en una estación de trenes, alguien me acompañaba y tomaba del brazo. Se acercaba un tren que no detenía su marcha. Sabía que tenía que subir al vagón rojo y comencé a correr lo más rápido posible, sentía que no podía quedarme quieta. El cansancio empezaba a llegarme cuando de pronto  me tomaban del brazo nuevamente, seguido de un jalón. Era una mujer extraña  la que me impulsaba a volar mientras las vías que guían al tren se extendían y perdían en la distancia.
Llegamos a un lugar que no tenia salida aparente, de forma circular, en el centro se elevaba una construcción increíble; un blog sobre otro blog y arriba de la torre un niño jugando con arena. Me apresure a su encuentro y la escalada se tornaba difícil, llegue como pude mientras notaba que la mujer desaparecía sin pisar el suelo y con una triste mirada. Viendo el lugar desde lo alto comprendí que lo había visitado en mi infancia.
El niño volteo a verme, al reflejarme en sus tiernos ojos quise hablarle; sentí que la conversación comenzaba cuando de pronto el reloj me despertó.


Taun We

martes

Eres la parte de roca en esta solitaria fe



Fui soldado de una guerra de ante mano perdida. Navegué mares que besaban la cara de las tormentas y se mecían gustosos al compás que estas marcaban. Besé los labios del rencor escondido dentro las murallas de tu piel. Caminé por áridas tierras y calurosos desiertos por encontrarte. Escuché tus latidos entre el olvido y la sin razón. Cubrí tu rostro y abrasé nuestro silencio cuando todos emitían opiniones. Y aun así la guerra se perdió, ya no volverás. No tengo más que esta fe, vana esperanza de que escuches mis gritos sin saber quién soy.

Taun We

Sola... ¿Otra vez?


Claro que has escuchado “All by myself”.  Esta canción me parece tan linda porque suena algo irreal el hecho de darle poder sobre nuestra vida a otra persona; y cuando esta decide dejarnos solo podemos pensar en que sin ella no podemos vivir. Como si realmente estuviéramos acompañados en el mundo. Yo pase por algo similar hace un tiempo y realmente creía que nada iba a ser igual, lo cual fue totalmente cierto; pero no para mal sino por otras razones a las que imaginaba. Ahora que han pasado los días y sigo sintiendo este hueco enorme en el pecho cuando pienso en él sé que si puedo estar sola y que todo tarde o temprano pasa. El primer día del adiós realmente quería o creía equivocadamente que moriría en el intento de olvidarlo y aunque nunca sentí algún tipo de rencor si debo reconocer que deseaba que muriera lo más pronto posible; no en el sentido estricto de la palabra sino dentro de mí. Quería que se disolviera como azúcar en agua caliente. No fue exactamente dulce, más bien fue como café soluble porque si se está disolviendo pero deja un tono oscuro en el entorno. Eso pareciera muy triste pero no es así porque me siento feliz de deshacerme de ese extraño sentimiento de no poder lograrlo y aún conservar su recuerdo. Solo es un número en mí agenda y un lindo recuerdo cuando los días se tornan lluviosos. La canción la cantan feamente en “El diario de Bridged Jones” y cada vez que la escucho me recuerda lo deprimida que se veía tal personaje, es como si todo se hubiera acabado cuando en realidad todo comienza. Porque es verdad, así comienzan las películas, cuando te abandonan o estas pérdida y pues claro que terminan cuando menos quieres y esto sucede cuando todo va bien. Así que no dejemos que nadie nos ponga en pausa, se los digo por experiencia, más vale que seamos fuertes y no escuchen a Celine Dion cuando se sientan depres.


Taun We

lunes

Yo era Carmen (#66)


Carmen es una mujer de escasos treinta y cinco años. Nació en el norte de la ciudad, integrante de una familia en la que imperaba la estricta educación basada en el catolicismo haciéndola asistir a un colegio de religiosas y lejos de las tentaciones del mundo que caminan las calles.

Ajena a los peligros que le aguardaban detrás de las paredes que limitaban el colegio y guiada por un hombre que le guiño el ojo, al otro lado de la acera, decidió saltar y así emprender el camino lejos de casa; lejos de él Dios malvado que le dibujaron desde niña, ese que la miraba desde una cruz, pegado a la pared contigua a su cama. Lo dejo atrás todo para no volver jamás a lo que algún día le hicieron creer que era.

Así fue como Carmen con el paso de los años se convirtió en la puta del barrio, esa mujer pronunciadas caderas y limitada cintura enmarcada en una falda de cuero y medias a cuadros, trepada en diez centímetros de tacón en color rojo carmesí y cabello teñido de trigo que luce en la esquina de la vecindad cada atardecer.

En el asiento trasero de un auto deportivo rojo, brindando placer y vestida con solo un sostén en color rosa desteñido Carmen imagina lo que hubiera sido su vida de no haber brincado la barandilla del colegio. Piensa en que quizás estuviera casada y con un par de niños que le seguirían a todos lados; ella voltearía sonriente al pregón de un ¡Mamiii! Ahora su vida es totalmente rutinaria y no encuentra encanto alguno al dar placer y recibir billetes, dinero que no ha logrado llenar el vacío que la inunda cada noche al volver a su cuarto dentro de aquella vieja casona con aroma a comida recién hecha, aromatizantes de ropa y perfumes baratos de tianguis.

Por fin su cliente experimenta una descarga de satisfacción desfigurando el rostro y forzándolo a enderezarse sobre sus rodillas para luego limpiarse con un pañuelo, y encender un puro. Carmen se limita a observarlo colocándose de inmediato la escasa ropa que la cubría. Otra noche de espera, otro cliente sin nombre y solo unos minutos la separan entre bajar del auto rojo y caminar con un delicado contoneo sobre sus tacones, a su lecho para tratar de conciliar el sueño.


Taun We
Cuento inconcluso
"Sueños de Patio"

¿Hedonista o Masoquista?




Me tope por el pasillo una habitación cerrada
La curiosidad me hace buscar la entrada
El silencio se quiebra y observo interesada
Una mujer ataviada en retazos de piel negra
Luce vibrante un látigo sangrante.
Un hombre colgado, una mirada alucinante
Ella lo excita mientras aplica el castigo
Yo sigilosa y absorta solamente los sigo.
Un cuarto cerrado, unas mentes abiertas
Extraño sentimiento a probar lo que intentan
La mujer camina sobre zapatillas punzantes,
Al hombre le brotan lágrimas como diamantes,
Extraña experiencia mirar por un huequito,
Con la paciencia alterada y el cuerpo vibrando.
Ella voltea hacia mí, ella me está mirando
Luego cual si no estuviera sigue castigando
Al hombre que recibe y a la vez está dando
El amor que no brota sin el dolor causado.

Taun We


viernes

Marabunta



Comenzaron a salir diminutas hormigas de mi ordenador. De las ranuras de ventilación, teclado y entradas USB salían apresuradas las invasoras. Al parecer fue durante la noche que estas encontraron en mi compu un sitio cálido donde dormir, comer o lo que sea que hayan estado haciendo ahí adentro. Realmente no sabía qué hacer y comencé a tirarlas hacia el suelo donde trataba de pisarlas. Al prenderlo ya solo se dejaba ver una de vez en cuando. Encendí la música a todo lo que mis bocinas daban de potencia y claro que se espantaron. Seguro creían que era el fin del mundo, tanto ruido tuvo que haberles causado algún efecto. Aun siguen corriendo algunas al ritmo de “This World Is Watching Me”.

Me empiezo a fastidiar de los insectos en casa, como es posible que después de que les doy chance de vivir aquí (en el piso por supuesto) ahora hayan tomado por asalto mis propiedades, una de las cosas que considero más íntimas. Les doy un cuadro de la loza y ellas suben a mi buró “Pero que desgraciadasss”. Me dan ganas de aplastarlas una por una hasta ver que se hacen bolita y caen al piso formando un montoncito negro. Como es posible que se reproduzcan tanto. Es increíble que este tipo de cosas me pasen a mí, solo a mí que trato de estar en un estado de calma total.

Taun We



Ligera



Es un día especialmente hermoso, cuando salí de casa rumbo a la kínder comenzó a caer una lluvia ligera y silenciosa. En pocos pasos me empapé de pies a cabeza. En las calles pocas personas transitaban y la mano de Sofía se soltaba de la mía de vez en cuando para tratar de acomodar el paraguas que la protegía del agua. Me encanta la manera en que puede sorprendernos el clima; no podemos cambiarlo, pocos lo aceptan pero no tenemos más remedio que sobrellevarlo. Estoy realmente contenta… no pregunten porque, no deberíamos tener una razón para estarlo, es tan fácil disfrutar esté sentimiento, como fácil es perderlo; así que mientras duré lo voy a exprimir al máximo. Pudiera parecer que rara vez estoy de tan buen humor, al menos en mi diario esa es la percepción que tengo al repasarlo; no escribo cosas optimistas y lindas que me pasan, a veces se torna difícil aceptar que estoy bien porque me da miedo, un temor extraño de que todo se disipe. Parecido a tratar de adelgazar la pintura sobre un lienzo y se te pasa la mano de solvente corriéndose el paisaje y quedando poco de lo que intentabas plasmar. No estoy de malas todo el tiempo, ni triste, lo que si debo decir es que permanentemente me encuentro en desacuerdo con muchas cosas y no por ello soy amargada o algo parecido, es sólo que no me gustan algunas situaciones que considero injustas. Sería tan fácil dejarse llevar por la corriente, flotar pausadamente hasta que el pasado ya no sea más tema en la historia. Mi vida no es mala y ciertamente no es lo que esperaba pero tengo todo lo que necesito, familia, amigos, alguien a quien amar y su contraparte; alguien a quien extrañar, escribirle y por supuesto alguien que no entiende lo que escribo.

Taun We

Atada a tí



Soñé contigo y he despertado con tu nombre atado a mis labios. Siento un hueco enorme, un vacío extraño que no me envolvía desde hace tiempo. Estoy harta del sentimiento que me une a ti, me estorba el amarte de esta manera. Ya no te quiero pero siento que te amo como a nadie he amado antes. Sinceramente quiero olvidarte, olvidar ese nombre que no logro borrar en mi agenda. Me duele tanto tenerte presente en sueños, a la hora de comer, cuando trato de amar a alguien más; al escuchar música o cuando prendo la radio. Seguro mañana comienzo a olvidarte.

Taun We

"Tal vez en otro momento nuestro amor hubiera sido de cuento" 

E.O

miércoles

Dos son suficientes


10:30 A.M. Me siento divida en dos. Justo debajo de mis senos siento que reposo sobre un rectángulo de aire para luego sentir de mi ombligo hasta el dedo gordo. No me siento enamorada; al menos no es resiente el sentimiento y no tengo algún otro emoción extraña, extraordinaria o similar que pudiera hacerme sentir un hueco en la parte media del cuerpo.

Después de las fiestas de Bicentenario a deshoras nos ha tomado por sorpresa un hambre feroz; y claro que después de gritar, reír y sentirte rico bajo la lluvia no vas a ir a comer una hamburguesa de raíces gringas ¡No! Lo justo es comer algo nuestro, unos tacos por supuesto. La verdad es que estuvieron de diez y las multicolores salsas que probamos no desmerecían la mención. A causa de esto es que me ha quedado una súper gastritis, esofagitis, colitis y todo lo que doctor reconozca con itis al final. ¡Ayyy! Después de ese día sigo en un grito total, uno de dolor intenso por momentos y en ratos otro por coraje ya que es fin de semana y por supuesto que estoy a punto de cancelar mi salida ¡Qué mal plan!

03:15 A.M. Ya por la tarde me anime y vestí con lo poco que me queda últimamente. La cena esta vez fue importante porque ruta que esta siguió para entrar a mi organismo llevaba lo que me mantendría en aparente normalidad. Dos medicamentos y una despedida después nos dirigíamos a “divertirnos”. Aun no estábamos muy seguras ya que horas antes (Danny y yo) cada una por nuestra cuenta estábamos a punto de cancelar. Música ruidosa nos animaba a bailar mientras esperábamos la luz verde del semáforo. Las miradillas de carro a carro no se dejan esperar cuando por alguna causa luces diferentes o escandalosa para las personas que habitan este pueblo.

 Al cabo de hora y media entramos al lugar que aviva las luces neón. Al entrar seguimos el sendero de siempre hasta llegar a la barra, saludar y pedir que coloquen una mesa en el lugar de siempre, ya es nuestro lugar. No lo había pensado antes pero la causa de que la pasemos tan bien puede ser que marcamos nuestro territorio; nos sentimos seguras porque conocemos las rutas de salida, la música nos es familiar y por supuesto que los tragos -la mayor parte del tiempo, por no decir siempre- van por cuenta de la casa. En ocasiones no entiendo porque ponemos "peros" para asistir. En medio de toda esta complicación lo siguiente es ambientarte y dejar que las cosas fluyan. El ritmo se cuela en tus entrañas, el alcohol se mezcla con tus líquidos internos, las personas se vuelven sujetos cualquiera sin cara ni historia y es ahí donde depende de ti como veas las cosas y al igual que en el sexo; si no buscas el placer nadie va a venir a dártelo, si no te diviertes contigo nadie te hará agradable la noche. Es algo básico y muy funcional.

El tiempo transcurrió al ritmo de nuestros movimientos y contoneos. Prevaleció la música retro con aires de novedad. Al salir un extraño, parado frente al cristal de la puerta, con otros dos sujetos recargados sobre el cofre de un auto preguntó ¿Pero porque se van? Seguimos caminando sobre aquellos tacones que a esa hora de la madrugada se vuelven un tanto incómodos y murmuramos alguna que otra razón mientras las carcajadas se salieron cobrando vida propia y forzándonos a detenernos esperando el momento oportuno para cruzar la calle. Esta vez salimos sin esperar nada y curiosamente no la hemos pasado genial. Dos pastillas, dos amigas, dos opciones están más que bien para un fin de semana… Tres rayan en la multitud, no requiero tanto ruido.


Taun We
Sept. 2010

Juego de dos


Las paredes del lugar lucían opacas, el fondo era verde. A media luz y con ánimo de hacerlo sentía que me sofocaba mientras la habitación se expandía; tú al centro de está moviéndote al compás de la luz que caprichosamente se mecía en un vaivén que  jalaba las sombras a danzar, sobre la loza blanca enmarcada en pequeñas líneas negras.

Las prendas que antes nos protegían de la lluvia descansaban una sobre otra, en un pequeño montón al lado de una amplia mesa de madera con adornos en herrería antigua. Todo estaba en silencio, un suspiro profundo y unas palabritas al oído rompieron la discreción del acto. Pensaba en qué momento trate de volverme experta y hasta qué punto lo he logrado. Debería preguntar si realmente lo hago bien y si mis movimientos son los correctos. El ambiente en que nos batíamos se tornaba confuso, movías tus piezas mientras me daba cuenta que esa era una mala partida. La estrategia que empleaste terminó siendo la correcta.

Mientras me desplomaba sobre la silla que me soportaba, chirriando con cada uno de mis movimientos, te jactabas sobre las habilidades mostradas esta tarde. La próxima salida emplearé una nueva técnica, después de todo por algo dicen que la vida se parece mucho a un tablero de ajedrez; una faz negra y otra blanca. No hay más, a veces se gana y otras simplemente no pasa nada.

Taun We




lunes

Luz de sirenas



Me encontraba recostada sobre una cama maltrecha de tablas y retazos de madera, materiales que seguramente estaban resignados a desgastarse bajo los rayos del sol y las inclemencias del tiempo, antes de cargar cuerpos cansados toda la noche y quizá la mayor parte del día. Soportar los ruidos nocturnos y apasionados de algunos, las quejas, oraciones y simpladas que se llevan a cabo sobre cualquier mueble que nos brinde un poco de comodidad. Las paredes que me protegían de la fría noche, estaban construidas con tierra y paja; adobes que a fuerza de quedar unidos se resignaron a fundirse unos con otros, no más afortunados que la madera que me soportaba. Me cubría unas telas rasposas y que despedían un aroma añejo y humedad. Me sentía agotada por el recorrido y lo único que deseaba, aparte de otro entorno, era dormir un poco antes de regresar al autobús y seguir el viaje.

Me creí satisfecha al pasar la media noche y el sueño llego a mí lentamente. Unas horas después desperté sintiéndome a un sumergida en el sueño e impresionada por los gritos desesperados de una mujer arrinconada en la habitación, esta se cubría el rostro con las manos mientras levantaba la barbilla tan alto como le era posible, para luego soltar un espantoso chillido. Me tomo por sorpresa y solo cerraba los ojos y los volvía abrir de la incredulidad que me provocaba aquella escena. Por momentos pensaba en salir corriendo pero algo me lo impedía, sentía una especie de nauseas, mareo; y a la vez curiosidad por enterarme cual era la causa de tremendo escándalo, y él porque nadie acudía en mi auxilio.

 La casona donde nos hospedamos no era muy grande y los cuartos contiguos tenían solo unos pasos de separación. En el otro rincón sombrío, opuesto al que se encontraba la mujer, comenzó a vislumbrarse la figura de un hombre colgado con una cuerda muy gruesa y visiblemente rugosa. Me miraba fijamente y el dolor brotaba por sus ojos envueltos en grandes ojeras marrones que parecían lentes de sol. Me sentía acorralada y con un profundo temor por lo que pudiera sucederme. La mujer lanzaba de vez en cuando una mirada a el hombre, esté sólo movía los miembros inferiores para lograr zafarse de su atadura, mientras ella seguía sollozando entre gritos que se sofocaban entre sus manos mientras se cubría el rostro una vez más. Parecía no existir para ella y llegue a sentirme como un intruso, como un jovenzuelo espiando por la ventana, cobijado por la fría madrugada. En cuclillas sobre la angosta cama y cubriéndome con la frazada hasta la nariz, con solo los ojos fuera de está me limite a esperar, aunque en realidad no sabía para que le daba tiempo al tiempo, las cosas no parecían cambiar.

 Algo comenzó a moverse muy sutilmente por debajo de las tablas que me sostenían. Comencé a temblar profusamente de miedo y me recosté bocabajo con las manos sujetas a la orilla de la cama, para usarlas de palanca y lograr bajar lentamente la cabeza para alcanzar ver lo que me acechaba. Mi cuerpo seguía moviéndose involuntariamente y se me dificultaba mantenerme en aquella incómoda posición. La cosa seguía moviéndose y de pronto se escuchó un sollozo lento, parecido al de un cachorro perdido. Por fin alcancé a bajar los brazos y apoyarlos sobre el piso de tierra dura, extendí uno de ellos y aun sin lograr ver algo entre la penumbra bajo la base de madera alcancé a jalar una caja de cartón que contenía lo que me causaba tanto temor, sentía mientras la arrastraba hacia mí que la cosa se retorcía y pensé que antes de verla frente a frente debía buscar algo con que defenderme por si ocurría el temido ataque. La solté de golpe y se tambaleo de un lado a otro, me incorporé y corrí por la tranca que mantenía la puerta cerrada por dentro, era un palo grueso y pesado, suficiente para darle un buen golpe y aturdir aquella cosa mientras emprendía la huía. La mujer y el colgado seguían como si nada los perturbara en su afán por liberarse y seguir llorando respectivamente.

Una vez junto a la cama me arrodille y jale fuertemente la caja con una mano mientras con la otra me alistaba para derribar a la cosa en caso de que me atacara. Mis ojos parecían no creer lo que veían dentro de la caja, fue tanta la impresión que el trozo de madera se soltó de mi mano causando un ruido penetrante y ensordecedor, mientras rebotaba un par de veces sobre el piso. Noté que la pareja me miraba de una manera muy extraña, como si a penas se hubieran percatado de mi presencia y se dieran cuenta de pronto que les robe algo. La mujer se puso de pie, con su vestido desgarrado y los pies descalzos, dio un par de pasos adelante. La cuerda que sostenía el cuerpo del hombre soltó sus amarres dejándolo caer de manera repentina. Ella corrió en su ayuda y se hincó junto a Él para sostener su cabeza sobre las piernas. La cosa que contenía la caja se movía y poco a poco logro deshacerse de la mantilla que lo envolvía. Era un bebé de escasos meses. De piel canela y regordete, cabello delgado y rebelde que formaba una maraña en la nuca. Mientras lo contemplaba me di cuenta que una luz se acercaba lentamente.

Sospechaba que por fin alguien acudía ayudarme. La pareja que yacía en el suelo se incorporó y se acercó formando un medio círculo en torno a la caja. Yo aún estaba arrodillada frente a ella y eleve mi cara para verles más de cerca. La faz que ahora presentaban era de una inmensa tranquilidad, sus ropajes ya no lucían deteriorados. La luz se detuvo frente a la puerta dejándola entrar solo por los huecos entre las tablas de esta. Comenzó el crujido de la puerta al abrirse dejándonos ver la silueta de una hermosa mujer que vestía un elegante traje negro, con piedras bordadas que brillaban al compás de los reflejos de luz del candil dorado que sostenía con una de sus manos enfundada en un guante oscuro de fino encaje. El candil en su interior contenía tres sirenas en tonos azules que sostenían la llama que nos alumbraba. La mujer llamaba con el dedo índice a la pareja que parecía no resistirse.

Me incorporé cargando la caja y acercándoselas para que la llevaran consigo. La mujer beso la frente del infante mientras el hombre sostenía su pequeña mano con ternura. Lo tomaron de la caja mientras esta quedaba con la mantilla sobre mis manos. Lo sostenían como si fuera de cristal y temieran quebrarlo de un momento a otro. Con sumo cuidado se lo cedieron a la mujer que sostenía la luz; esta dio media vuelta y se alejó con la pareja siguiendo sus pasos, uno tras otro cual fila india para luego perderse en la niebla de la madrugada. Yo no sabía si debía informar de lo sucedido, alojarme en otro cuarto, gritar, llorar y así que me derrumbe sobre el lecho para asimilar lo sucedido; en cuestión de segundos ya estaba soñando.

Al despertar mi mente estaba confundida, me parecía todo tan lejano y fuera de  lógica; como un extraño sueño. Me apure en salir lo antes posible y seguir mi camino, al subir al autobús nadie parecía alterado por un mal sueño y decidí guardar para mí la experiencia de aquella noche. Solo a una persona le conté lo sucedido casi al final del paseo de verano. Al regresar a casa y a unos días de mi cumpleaños sonó el timbre de la entrada, era un mensajero que traía una caja transparente con un enorme moño negro, la cual coloque sobre la mesa de entrada para firmar la nota, mientras lo hacía note que una hermosa luz emanaba dentro de ella y me apresure a despedir al enviado. Ahora mientras escribo me cobija la luz de la lámpara que aquella hermosa dama sostenía.

Taun We

domingo

B-day



A veces te extraño tanto que inevitablemente caigo en el agujero sin final que se esconde bajo mi colcha. Me recuesto sobre las sábanas y me dejo ir cuando la realidad sobrepasa lo que no deseo que sea cierto. Es el único lugar donde te tengo solo para mí, eres como imaginé, puedo tocarte y el sentimiento de añoranza se disipa como si nunca hubiera existido. Las distancias no afectan los sentimientos; a veces creo que los expanden, los estiran hasta alcanzar tus manos y rozar mis labios con los tuyos, luego al fundirse viene a mí el sabor a néctar que emana de tu boca, me satisface y empalaga. Después… después me rescata la realidad, te quedas dentro de mí, recostado mientras un montón de polillas blancas te cubren y protegen, guardando la ilusión que abracé un día y hoy intento desvanecer con tu recuerdo.


Taun We

Hay lugares que habitas tristemente


 


Hay lugares dentro de mi cuerpo que habitas tristemente

Tengo recovecos en el alma con tu aroma impregnada

Sueño tu silueta, eres el fantasma presente en mí

Siento tu pulso y me anima desde dentro a vivir.


Extraño tocar tu cuerpo en la realidad absorbente

Me rozas las entrañas todo el tiempo y a veces río

Pienso que habitas en mí porque te siento internamente

Royendo el sentimiento, y matando poco a poco

Las mariposas que insertaste en mi vientre un día.

 

Taun We

Para MiA

viernes

Despedida



En el fondo solo espero que después de que mis manos suelten tu mano me busques. Que el día que deje de entrometerme en tus sueños, cuando sientas que no avanzo a tu vera desees que vuelva a ti, a tu lado y viaje transparente como el agua que empapa los cuerpos por las tardes. Quiero que busques mi música y dejes que se deslice sobre ti; que sientas mis latidos y te acurruques junto a mi recuerdo cada noche. No quiero ser eterna sobre la tierra, deseo tatuarme en tu mente y fundirme junto a tus restos cuando hayas dejado de respirar.


Taun We
19/Nov.

Soñando despierta


Silenciosa, con los ojos hinchados y cubierta por lo único que es capaz de acompañar a los noctámbulos frustrados por no conseguir descansar, la amiga inseparable, la noche que nos deja estar a solas y a la vez sumergidos en cajas de la mente que contienen viejas ideas, recuerdos muy queridos y un sinfín de anhelos. Digamos que descansar por ahora puede ser dejar ir mis sentimientos y plasmarlos en hojas blancas que contrastan con el manto alrededor. Hay deseos ocultos en mi interior y me considero lo suficientemente atada a una vida que nunca imagine, como para tratar de alcanzarlos. Nunca pensé que me pudiera absorber el futuro como lo hace hoy. Deje anclada mi vocación para aventurarme por un camino que me auguraba días soleados y noches tranquilas. En lugar de eso he sorteado en ratos veredas angostas, calles empedradas, bajadas que no terminan y ascensos que agotan el alma. Estoy cansada de no ver el final, de no llegar a un árbol frondoso que me resguarde del sol de la tarde, me brinde algún fruto dulzón para quedar en un letargo interminable.

Taun We

Tanto



Ahora me pregunto cómo es posible que haya llegado a tanto. No sé cómo dejar atrás el pasado y continuar con este presente. Cada día veo tras el espejo a una mujer que no reconozco, no me agrada lo que gritan mis ojos. No sé si volver o quedarme aquí. Tengo tantas cosas por decir y me las guardo porque nunca es el momento correcto. Me siento extraña en cada lugar que piso, es cómo si esta ya no fuera mi casa. Por las noches siento que alguien espera el momento oportuno para llegar. Camino por las sombras de mi errado destino; como si hubiera seguido una línea adyacente a lo que realmente era mi vida, no sé como desviarme de este sendero y caminar por el que tiempo atrás me guiaba hacia una vida sencilla y tranquila. En qué parte del camino deje de ser yo para convertirme en lo que reflejo ahora. Necesito ayuda, necesito que alguien se siente a escucharme y no me juzgue.

Taun We