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viernes

"One night a day ♫"




Suena una hermosa canción en la radio, mientras aguantamos el humo que sale de los autobuses estacionados uno tras otro esperando la señal para marcharse.

Llegamos temprano. Es difícil superar la atmosfera que nos rodea; cuanto más sentimos que se acerca la despedida mas crece la lista de pendientes que tenemos por decirnos. El aire esta en calma, los autos pasan presurosos y la gente sigue su camino. 

A lo lejos una familia se despide cariñosamente, un viejo compra el periódico y unos niños corren hasta alcanzar la maquina de dulces con figuras de frutitas.

Volteas  para revisar una vez más las maletas y  documentos que viajaran en un par de minutos. Esta será otra de mis historias sin final feliz. Deseo que te arrepientas y sigas a mi lado; pero es tarde y  se prende el foco rojo que señala abordar el autobús hacia un lugar desconocido. 

Me voy y no se como despedirme, me parece que será la ultima vez que me reflejaré en tus ojos marrón. Un beso en la mejilla y mi último adiós  se queda a tu lado, mientras el camión se aleja con una parte de mí en su interior.
“Las despedidas siempre serán difíciles, los reencuentros superaran las expectativas de felicidad y  el cariño por un excelente amigo como  tu no se pierde; se convierte en una constante transfusión a través de la línea blanca de la carretera.”
Ya siento que te extraño.

Con mucho cariño para  José. 


Cecy
Junio/ ♥ /2009

Hay Un Trozo De Alma En Mitad De Este Infierno Que Pregunta Por Ti ♥ (Blog Retro)


Quise llorar y cubrí mi rostro con las manos. Sabes que prometí estar bien, pero a veces se torna muy difícil; cambiar no es fácil y realmente no quería que fuera tan sencillo pero igual no creí que me desplomaría al suelo tantas veces, es un subir y bajar constante. Creo que en  este momento no me levantaré, me haré amiga del polvo y la basura…
Ya termino el mes de mayo, se acabaron los pretextos, se acabo todo; se fue la luz, el tiempo se detuvo a verme sufrir y nada siento más que frío.
Quisiera estar dentro de una peli de esas que comienzan como justo esta ahora mi vida, que ponen una musiquita lenta y tierna que te inunda de esperanza y te das cuenta que tendrá un final inesperado pero siempre bueno...
Constantemente espero que alguien llegue a poner una frazada sobre mis hombros; aguardo  pero inevitablemente me doy cuenta de lo sola que estoy, de lo mucho que extraño tu calor.
 
Cecy =P
Junio/2009

Adentro


Me encontraba parada en el centro de aquella gran construcción, de la cual yo era solo una hormiga  más. No se descifrar realmente que sucedió pero de pronto me envolvía un gran esplendor, chispitas de color en tonos azules, grises y blancos danzaban a mi rededor formando un remolino encantador.  Me creí dueña de mis sentimientos y dirigí mis pensamientos hacia la edificación, como si de alguna manera tuviera el poder de sacarme del fango; de este barro donde se arrastran muchos como yo…
         Me escabullí en sus murallas y las luces que envolvían mi cuerpo se fueron apagando. La curiosidad sobre las figuras de hombres ilustres de tiempos pasados que decoraban el lugar me guió hacia una vereda que comenzaba a poblarse de hojas en un tono verde brillante; el color más vivo que había tenido frente a mí. Al cabo de los pasos  las hojas fueron saturando las paredes;  la enredadera era tal que no había un trozo de roca que se pudiera ver sin sus ataduras. Era inevitable tratar de descifrar las figuras que formaban arriba y abajo, todo lo cubría y llenaban de vida.

        Reconocí  la figura del hombre que amo, sus pequeños y adormilados  ojos me miraban fijamente desde  lo alto de una columna; se encontraba sujeto por lianas verdes que comenzaban a marchitarse. Supe que  se desplomaría en poco tiempo. No deseaba quedarme a  ver su piel muerta regada sobre la alfombra de tan viva naturaleza. Aun no tenia idea de el porque nos encontrábamos en ese plano, así que me alejé lo mas que pude y su aroma quedó atrás tan rápido que no tuve tiempo para añorarle.

       El espeso bosque que comenzaba a cubrirme me hizo entrar en una tranquilidad casi inalterable. Mis sentidos se sensibilizaron y cualquier rose, ruidito o fragancia llamaban mi atención. Los rayos de sol que se filtraban através del techo de ramas y hojas me quemaban la piel haciéndome sentir un dolor intenso y reconfortante. Sin alterar mi respiración  y mientras caminaba lentamente, mire como perdía la piel poco a poco. No tenía temor de lo que pudiera quedar de mí. Cuando  se detuvo el deterioro en mi piel comencé a sentir un enorme  cansancio, mi cuerpo requería algún tipo de líquido o desfallecería sin haber conseguido salir de aquel extraño lugar que  empezaba  a perder color.

En un parpadeo involuntario encontré mis pies sobre una tierra tan árida y seca que  me lastimaba  al intentar ir de prisa. El sol se había marchado dando la bienvenida a una luna roja, extraña, que apenas lograba alumbrar los harapos que cubrían una parte de mi cuerpo mientras mi piel se renovaba rápidamente. No parecía haber una salida. Ahora el entorno lucia despoblado. Un ruido estruendoso se dejó escuchar bajo el suelo seco y quebradizo que de vez en vez capturaba uno de mis pies haciéndome detener para luego jalarlo, sacudirlo y avanzar más a prisa que antes. Ahora si empezaba a tener un temor inmenso de no volver jamás a mi hogar…

        A una considerable distancia de mi se revelaba un montón de arena y piedras. A medida me acercaba una brisa fresca me llenaba de esperanza y apresuré mi marcha. Subí con tres largos pasos la pila y me detuve súbitamente; un río hermoso  colmado de flores y un rico aroma me dio la bienvenida mientras mi escasa vestimenta y cabello enredado  se movía de un lado a otro como complacidos por el vientecillo que corría. Fue ahí cuando la voz de mi pareja me preguntó en un tono fuerte:

       -¿Estas bien?

       Sólo asentí levemente con la cabeza mientras volvía a la normalidad y seguí en silencio. La cena a la que fuimos invitados continuaba y tenía tanto sueño que cerré los ojos una vez más pero esta vez sólo fue para atrancar la puertecilla secreta a la que suelo entrar cuando la realidad se torna un tanto rutinaria.

       No habría podido escoger mejor panorama para disfrutar esa noche. El río, la brisa sobre mi piel, el sentimiento de renovación, las flores y el aroma eran suficientes para mostrar un semblante tranquilo y una sonrisa de satisfacción hasta la próxima vez que pueda escapar.




         Cecy =P
01/Agosto/ 2009

Un Sollozo


No fue el día gris lo que atropelló mí mañana.
Tampoco el insípido almuerzo lo que desesperanza plantó.
La familia que nunca llego, ni siquiera los amigos que no existen.



Fue mi alma adormilada, mi cuerpo cansado parado en la puerta mirándome fijamente a la cara; con  el corazón seco como flor marchita que solloza de pronto lo muerta que estoy.




Cecy
8/08/09

Tiempo Lento


-Adelante… Ahora la habitación es un desastre.
Hace días  no te llamo, ni siquiera por equivocación. Creo que volví a culparte de todo lo que comenzaba a sucederme y mi resentimiento se tornó hacia ti.  
Aquí estamos como tantas veces vivimos, la tempestad pasó. En los días que tus ojos clausuraron no estuve a tu lado; y las noches que mis brazos te extrañaron no quise evocarte, me volví un tanto orgullosa… lo siento.  Agrega una contrariedad más a la interminable lista de sinsabores que te cause.
-No digas que todo parece estar en orden porque no es así; engañosamente los libros, calzado y demás objetos están ocupando el lugar acostumbrado; sin embargo fingen… creo que están confundidos. El tiempo avanza lento, los zapatos no encuentran el camino correcto a donde guiarme. La ropa perdió la forma exacta de mis curvas escasas y se desliza por mi cuerpo sin añadirle una pizca de vida y lo peor son los libros; cuando voy en busca de alivio, de sus conocimientos se mezclan las letras y no logro descifrarlos, el color se pierde, las portadas comienzan a esfumarse y termino por tomarlos con cuidado, guardarlos en el lugar donde antes descansaban por temor a que se prendan en llamas sobre la cama que no consigue mostrar empatía y llevarme a un mundo de ensueño donde  me encuentre fundida a la persona que amo.
Toma asiento, aquí junto a mí. Dime que ha pasado en estos días de ausencia.
-¿Me extrañaste?
Yo lo hice incontables veces al día, cada día; llegue a odiarte tanto y con tanto empeño. Deseaba cosas extrañas y  adherí a tu recuerdo las frases y momentos de desamor que me hiciste pasar. Pero aun con todo eso no conseguí sacarte de mi mente, nada funcionaba y pronto me dí cuenta de la falta que haces, del calor que falta en el lado vacío del colchón y la conversación a la hora del café.
No debí dejarte marchar tan a prisa, con esa molestia sobre los hombros y marcada en el entrecejo. Espero que donde habitas ahora todo sea calma y tranquilidad. Imagino que no es como lo pintan y supera cualquier cuadro o idea planteada a través del tiempo. El mundo de los vivos y no tan vivos como yo te añorara terriblemente, tu sonrisa,  berrinches y esa manera diabólica de esconder tus maldades tras una mueca burlona. Todo hará falta, dejaste un hueco en mí vida y no te olvidaré.
-Ahora déjame dormir sobre tus piernas como lo hacia antes. Cuando me diluya en un montón de  sueños vanos toma mi cabeza entre tus manos, colócala sobre el cojín azul. Impregna tu aroma en la habitación, lanza un beso al viento al dejar atrás el umbral.
Trata de no alejarte demasiado, aun no estoy lista para eso.
No olvides cuanto te amo.
Cecy =P
Julio/2009

Murmullo Inoportuno




Me resulta extraño como al pasar de los días nos lamentamos de alguna decisión que hasta determinado momento resultaba  errada. De pronto llega una luz que te envuelve y te detienes a pensar en que tal vez es lo mejor que pudo haber pasado, que te hizo crecer, llorar y aceptar con humildad que tenemos mucho que aprender antes de conseguir llegar a la meta deseada. Los conflictos al ser superados nos dejan un halo de calma que no se pierde con facilidad. Es así como se consiguen los amigos, recuerdos y vivencias perdurables  a prueba de naufragios.
Me cambia la vida a cada paso, cada parpadeo de mis ojos muestra una nueva situación y me plantea muchas soluciones que gracias a Dios aun viajan en la bolsa de mi pantalón. Quisiera decirte que todo va a estar mejor y palmear tu espalda en señal de cariño. Pero descuida, esta vez contendré mis ansias y te dejaré caminar solo(a); descubrir lo que tenga que ser para ti y tu bienestar. Cuando algo varíe y no sea todo color rosa sabes que estaré o espero estar a la distancia de un teléfono. Por mi parte ahora sé que nada bueno, nuevo o valioso nace del odio. Por eso lo evado, le doy la vuelta y me cambio de acera cuando planea toparse conmigo. Por el contrario trato de reunirme a menudo con la paciencia, pretendo que el respeto se despierte a mi vera y  celebro, aprecio y defiendo la libertad de la gente que me rodea y de todos los demás; creo que de ello depende mi liberación, mi tranquilidad y el futuro de mis hijos, de nuestros niños.
Sólo estoy tratando de no dejar que me roben la primavera y las sonrisas aún ocultas en mí interior. Me arriesgaré por una recompensa meramente emocional, busco sentir orgullo de lo que soy y casi pierdo en el camino. Quiero experimentar la pasión por vivir que me  atropellaba hace escasos diez años y la cual se había convertido en desilusión, sombra y casi luto al correr del reloj. No cambiaré mucho, planeo reinventar la música de mi soundtrack, limpiar mis zapatillas y desempolvar la caja de recuerdos que yace en algún rincón de mi armario;  para que me regrese trozos de buenos momentos, minutos perdidos por olvido y flores frescas por siempre que acompañen las memorias que sumaré  pronto.
Con cariño y un enorme agradecimiento a las personas que subieron a mi tren hace casi diez años y aun siguen en este extraño y sinuoso viaje que es mi vida.

Cecy =P
30/Abril/09

Segunda Oportunidad

 
 
La madrugada caía lentamente sobre la ciudad casi vacía, eran contadas las personas que transitaban por las calles; vagabundos, borrachos y putas se dejaban ver con mayor frecuencia. Desde una ventana de madera color verde olivo en el segundo piso de una casona,  Alicia observaba el movimiento de las ramas secas de los árboles que se levantaban a lo largo de su vecindario. Apenas la tenue luz amarilla de una lámpara de mesa la acompañaba. Pensamientos ilógicos y desdicha total la llenaban para luego convertirse en intriga y desconsuelo.

Cada noche antes de que el sueño la venciera trataba de imaginar como seria su vida si hubiera tomado las decisiones correctas. Deseaba con tanto empeño que el tiempo le diera una segunda oportunidad; que el curso de su vida hubiera sido otro.

Sobre una cama enorme, vestida en tonos cafés descansaba David, el  hombre que años atrás había sido el amor de su vida, el calor y la razón para seguir viviendo. Ahora sólo le hacia compañía, le atendía como a otra parte de su vida cotidiana.

El caminar del reloj de plástico en color madera que colgaba de un clavo sobre la pared principal de la habitación, como testigo mudo, guardaba cada uno de sus recuerdos. Por supuesto que las primeras memorias eran de dicha, de intentos por hacer de cada momento algo inolvidable, de palabras coquetas que pintaban un futuro esperanzador.
 Pero cuando los anhelos se transformaron en insatisfacción y frustración fue como si una sombra en tono gris volviera a media luz el panorama, hasta llegar el punto en el cual creía que nada se podía salvar, que no había a donde ir, que correr era inútil, escapar era  imposible y el girar del mundo se volvió absurdo.

Alicia se sentía tan cansada. Veía el tiempo correr y de pronto imaginaba que poco a poco se quedaba atrás de el; para después sentir odio por todo lo que la rodeaba. Los muros parecían sofocarla; se derrumbaba día tras día sobre sus frágiles huesos el hogar que había construido.

Las ramas de los árboles seguían balanceándose, a  un lado y a otro mientras el frío entraba por las grietas en la madera de la ventana. Fueron tantas noches las que   derrocharon los sueños de Alicia. Ella sólo se limitaba a mirar la libertad con la que algunas personas disfrutaban la oscuridad, tomaban un café, trataban de olvidar sus penas bebiendo vino  o simplemente vendían sus cuerpos y caricias al mejor postor.
Dibujaba las siluetas de cada ser que transitaba su calle para llegar al centro de la localidad, les colgaba algún nombre y una sonrisa sobre un rostro sin ojos.
Vivía en un lugar pequeño, no era difícil encontrarse de vez en cuando a estos noctámbulos, en alguna esquina o tienda del lugar. Conocía a la perfección sus miradas, en su mayoría perdidas y cansadas por el desvelo de cada noche; aún así los pintaba ciegos. Creía firmemente que a través de la mirada revelamos nuestros más oscuros secretos y deseos, no deseaba tratar de imaginarlos siquiera, mucho menos robarlos para que sólo permanecieran plasmados en un trozo de papel.
 
La silueta que pintaba más seguido era la de un gato negro y pequeño que tenía un lunar sobre la oreja izquierda; cada noche pasaba por la cerca que limitaba su jardín de la acera. Caminaba con tal garbo, una pata tras la otra elevando la cola; inmediatamente llama la atención de  Alicia que para esas horas ya había bajado por el primer vaso de leche que le trajera un poco de sueño. Se miraban fijamente, ella con rencor por que no soportaba que el  felino hiciera de su vida lo que se le antojara, mientras su sombra continuaba tras esa ventana que cada día lucia más vieja y descuidada. Supongo que el animal la veía con avidez, con unas ganas enormes de ser su mascota y compartir el vaso que descansaba a su lado. Alicia en la oscuridad de la noche no se percató del secreto del gato, no podía ver sus ojos por lo tanto no sabía sobre el sentimiento de  soledad que compartían.

Parecía ser una de las noches más frías de Noviembre. Un automóvil de reciente modelo en color negro, avanzaba lentamente bajo la cortina de agua que comenzaba a  mojar el lugar; parecía buscar a alguna persona. Rápidamente el gato brincó para resguardarse de la lluvia bajo algún desperdicio o bote de basura. Ya eran dos vueltas a la calle del automotor y nada sucedía; de pronto una mujer envuelta en un plástico similar a una bolsa de basura se dejó ver al mismo tiempo que hacia señas al conductor para que detuviera su marcha. Alicia no perdía de vista la escena, la mujer se despojó de la protección improvisada para no empaparse y se subió rápidamente al carro que ya tenía la puerta de atrás esperándola.
Esa noche Alicia no consiguió cerrar los ojos, imaginaba lo que sucedería después de que el auto pasara el límite de la ciudad. Se preguntaba a donde los guiaría el asfalto, que palabras murmurarían, como empezaría esa historia. La imaginación la llevó lejos mientras la excitación creció en su interior haciéndola dedicar más de una decena de hojas a esa silueta en particular. En el fondo Alicia deseaba haber tenido un poco de ese sentimiento efímero y mundano que nos da la pasión de una noche, quería haber sido la mujer sin ojos, la señora sin secretos que abordó el automóvil.

Unas horas después observó como antes de la alborada, bajaban en un movimiento repentino a la puta en su esquina, sosteniendo la ropa en una mano mientras con la otra trataba de cerrar el suéter largo que la cubría. En ese momento Alicia tomó las hojas de papel que contenían la aventura que había cavilado toda la noche y las metió al cesto de basura. Le dolió el tiempo perdido. Plasmó sobre una hoja el bosquejo de la mujer con el rostro desencajado y el cuerpo manoseado que se disponía a regresar a su casa.
Había sido una larga noche, una espera casi interminable, una desilusión más; así que se levantó de la silla que la soportaba, extendió los brazos para cerrar las persianas. Se recostó sigilosamente al lado contrario de la cama donde dormía David, cerró fuertemente sus ojos rodeados de surcos  y uniendo las manos en señal de oración elevó una plegaria por su segunda oportunidad. Después se quedó dormida, entrando así a otro sueño vano.
Cecy =P
21/Agosto/09