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martes

Cerrado

Gracias a todos los que siguen y leen mi blog, no me encuentro muy bien así que he decidido tomar un descanso. Les dejo un enorme abrazo. Espero regresar en unos días.... byee

domingo

Recuérdame



...me preguntó qué te diría si supiera que puedes oírme.
Le dije que eso siempre lo había sabido...
Te quiero. Dios, cuanto te echo de menos... y te perdono.


2010
Dir. Allen Coulter

martes

Lucía




La noche se hacía presente poco a poco sobre las calles empedradas de aquel pueblo. Lucía descansaba recostada sobre su cama individual y de vez en cuando cerraba los ojos para recordar los momentos “mágicos” -así catalogados por ella,- que había pasado con su enamorado. Cobijados por la neblina, a un costado de la laguna de San Román, estos se besaban y acariciaban bajo un gran sauce que simulaba una cortina verde llena de vida. Lucía, con su cabello largo  -en un tono más claro de lo que ella hubiera elegido-, ojos grandes y un tanto inflamados por la falta de horas de sueño; era extremadamente delgada y enfundada sobre unas botas negras con remaches que simulaban ser de plata, se movía uno o dos pasos lejos del cuerpo de Jake. Este por su parte solo se limitaba a tomarla por la cintura con uno de sus largos y fuertes brazos para atraerla hacia él y besarla apasionadamente; mordiendo tímidamente el labio inferior de Lucia, sentía que nadie podría romper el encanto de aquellos encuentros.

Sobre la puerta en color crema que limitaba la habitación de Lucía, Georgina golpeaba insistentemente sin lograr alguna reacción en la joven, era como si se encontrara en otra dimensión y nadie lograra -incluso los golpes sobre la puerta asegurada- traerla a la realidad. A lo lejos escuchaba las cálidas melodías de James Flint y seguía imaginando su vida al lado de Jake. Mamá Geo, como le decía Lucia de cariño desespero al no encontrar respuesta y avanzó por el pasillo de la segunda planta de la casa en busca de la gaveta donde guardan una copia de las llaves de las habitaciones.
Al girar la llave y empujar bruscamente la puerta, Lucía se incorporó de un salto preguntando el porqué de la intromisión. Geo solo le recordó que a las ocho de la noche, como cada semana tenían que asistir a las reuniones del coro.
Ya faltan veinte minutos y debes apresurarte para no llegar tarde -dijo Geo dando la media vuelta; no sin antes lanzar una fría mirada a la chica por no abrir la puerta cuando se le solicitaba.
Estirando los brazos y piernas al tiempo que de dejaba caer otra vez sobre la cama Lucía pensaba en la enfadosamente molesto que le resultaba asistir a dichas reuniones y sobre todo cantar aquellas canciones a las cuales ya no les encontraba sentido alguno; canciones que no lograban despertar la mínima emoción comparada con lo que Jake le hacía vibrar dentro.
Una hora más tarde, y formada en una veintena de personas entonaba perezosamente los cánticos y alabanzas al cielo, volteando y con las manos hacia el techo con decoración gótica del recinto, donde entonaban sus rezos, plegarias y agradecimientos más profundos. Ángeles con figuras espectaculares, muslos torneados, alas al viento, caras sonrientes. Santos, Vírgenes y la cruz enorme de piedra al centro no eran capaces de lograr que Lucía se concentrara y olvidara por un momento a Jake, a su hermoso y rubio novio. Ese que hace un par de meses había conocido en una fiesta escolar. Ella caminaba presurosa por el patio de aquella casa vieja a las afueras del pueblo, huyendo de un pretendiente alcoholizado y sin fijarse en donde se ocultaba se agazapo tras un carro viejo, con los asientos podridos y un aroma a casa de gato casi insoportable; pero justo ahí Jake encendía en medio de aquella oscuridad un cigarrillo sin percatarse la presencia de Lucía. Cuando por fin se dieron cuenta de que compartían escondite se sorprendieron…

Sentado en una banca cerca de la salida del templo un joven espera pacientemente a que su amada termine de fingir devoción y sorprenderla. El cielo comienza a amenazar con lluvia; al tiempo que se hace sentir la tormenta eléctrica la figura de un hombre alto, vestido de negro entra silencioso y con un halo de misterio. En el instante que marca el segundo paso en el suelo un rayo parece dividir el cielo en dos; haciendo voltear a todos los presentes e iluminando la blanca faz de aquel ser con aspecto extraño. En unos segundos el hombre se sienta atrás del lugar que ocupa Jake, pudiendo ver claramente  el cabello rubio y enredado que le cae sobre el cuello blanco, cubriendo el cordón que mantiene al frente, sobre el pecho del muchacho una hermosa cruz de plata con incrustaciones de cristales negros, dando el aspecto de ser antigua y no muy cara monetariamente pero sentimentalmente plagada de recuerdos impagables.

A lo lejos Lucía mira insistentemente el reloj, notando que los minutos se hacen eternos. Observando desesperada a un lado y a otro nota que a lo lejos la silueta del hombre desconocido se posa sobre uno de los asistentes, y este con un gesto de calma se desvanece sin que nadie más vea la escena. Lucía se apresura a correr al auxilio de dicha persona, corre alrededor de la baranda que separa el espacio del coro del altar mayor. Una vez frente a la fila de asientos y seguida por la mirada de sus compañeros, no percibe nada extraño, es como si todo fuera una alucinación, un fragmento salido de su mente para opacar el aburrimiento que poblaba su entorno. Se acercó lentamente buscando entre el respaldo y la madera forrada de terciopelo, donde se hincan humildemente los creyentes, encontrando la cruz de plata de Jake. Un horrendo presentimiento llega adentrarse en su pequeño cuerpo haciéndola correr a la entrada principal, una vez ahí, con largas lágrimas que se confunden con la apacible lluvia que cubre el pueblo, Lucía cree que no volverá a ver a su Jake, a su hermoso y rubio novio.

miércoles

Retrato de Cecilia



El título esta errado -ya sé-, pero como se parece tanto a mi vida (me refiero a los últimos días) pues seguro es gata y se llama Cecilia - o debería- ¡Jajaja...!

lunes

Emotiva



Suelo deslizarme entre lo mínimo y lo enorme; es como si entre estas dos dimensiones no existiera nada. Una palabra me hace morir mientras una sonrisa  me provoca un estallido de felicidad, efímero o perdurable, lo que transcurre en mis días se desvanece al caer la noche y lo olvido. Olvido cuanto te amé, tu voz, tus latidos, tus pasos lentos y olvido quien soy para adentrarme en un mundo que no me pertenece pero que en el fondo es lo que me mantiene a flote. Me encuentro a punto de olvidar que sigue, ¡Maldita memoria!, malditos recuerdos, malditos, malditos momentos que no volverán... bendito, siempre bendito el porvenir.

viernes

Flirteo



Deslicé mis manos por debajo de su camiseta, tenía una piel muy suave. Cuando mi lengua paso por su oreja, bajando hasta lograr lamerle el cuello, la sorpresa le hizo abrir los ojos. Al parecer me había convertido en algo más salvaje de lo que el recordaba. Me sentía impaciente al tiempo que mis dientes se instalaban sobre su labio superior sin que emitiera ningún tipo de queja. Había tenido relaciones con diferentes hombres en mi vida pero jamás con alguien tan hermoso. Recostado sobre el asiento trasero de mi camioneta, conmigo a horcajadas, parecía perderse en las sensaciones. Con el tiempo lento transcurriendo, entre la media noche y la mañana aun quedaban cosas por experimentar...




*Algunos problemas en Blogger han eliminado mi entrada anterior así que decidí pegarla nuevamente y añadir los comentarios que amablemente han dejado, realmente no quiero que se pierdan... Gracias.

Mariarosa dijo:

Un relato corto, justo y bien narrado.

Saudades8 dijo:

Y no paraba de moverse, la camioneta, al ritmo de dos cuerpos que se hacían uno y llegó el alba mientras dos cuerpos recordaban la larga noche de pasión.

DragShot dijo:

Un corto, un tanto... erótico, pero esta muy bueno; se nota que es pura pasión bien concentrada ^^.

Un saludo.

jueves

Porta una sonrisa


*Decidí sonreír, y la vida me sonrío de vuelta.
No importa donde vivamos o en que condiciones nos encontremos, inevitablemente en algún punto del camino nos preguntáremos ¿qué  me motiva sonreír? La respuesta es sencilla y se limita a la cantidad de aprecio que sientes por ti y la manera en que quieras llevar tu vida.  Hace poco leí que sonreír hace que muevas dieciséis músculos de la cara, estimula el sistema inmunológico para que trabaje mucho mejor; además de los beneficios a la salud, mostrar una actitud positiva tiene algunas ventajas extras como generar empatía, mejora las relaciones laborales, eleva tu autoestima y claro que nos ayuda a ver las situaciones adversas desde otra perspectiva. Es un proceso muy fácil y siempre habrá alguien que ponga atención a tu gesto; porque es contagioso y atrae bienestar. No se trata de una sonrisa fingida o risotadas hipócritas; sino de hacerle saber al mundo que  tú sí tienes una razón para sonreír. 


*Héctor A.

miércoles

Efímero


Fue extraño como de pronto llegaste a media tarde, la casa -casi- vacía y la posibilidad de estar juntos presente; sin planearlo nuestros horarios coincidieron. Timbraste algo asustadizo y dándole vueltas a algunas mentiras creíbles; dependiendo de quien te atendiera cambiarías la versión. Brinqué de la cama al escuchar el ruido, dejando la computadora encendida sobre el buró. Me sorprendió verte y aun más que dijeras que no te dio tiempo de anunciarme que vendrías a la ciudad.
¿Puedes salir un rato? -preguntaste mientras inclinabas la cabeza unos centímetros-, esa postura me trajo buenos recuerdos.
Claro -respondí sin ocultar mi sonrisa-, deja me pongo zapatos y otra ropa -te grité mientras corría por el pasillo hasta entrar en la habitación-; para cuando salí ya estabas en el vehículo esperándome. Me apresuré a girar la llave en la cerradura de la puerta y salí un tanto azorada por lo que pudieran pensar mis vecinos comunicativos.
Al principio todo fue silencio y miradas hasta que me ofreciste algo de tomar, quiero un Caribe -te dije mientras veía como sonreías inverosímil-. En pocos minutos estábamos en un autoservicio comprando frituras, caribes, chocolates y cervezas, resulto ser rápida la transacción, una vez en carretera y camino a un lugar alejado encendí mi música y aunque no compartimos gustos te movías de un lado a otro con muy buen ritmo, me hacías reír con gestos graciosos y esos besos tronados que sueles enviarme para tratar de ruborizarme. Nos estacionamos en un pueblito (con una fecha por nombre) a las afueras de la ciudad.
Extendiste un manta sobre la capa de hojarasca en el suelo y nos sentamos a comer y beber del collage de sabores que elegimos en la tienda. Jugamos a siete rondas de todo un poco y al paso de los minutos nos moríamos de risa por las manchas de chocolate en las mejillas que sin querer dejé al tratar de hacerte comer a prisa, y bueno, supongo que  la cerveza hizo lo suyo... La tarde comenzaba a caer y el sol a perderse, recostada panza abajo me contabas las historias mas tontas que había escuchado e inevitablemente me provocabas reír contagiándote la alegría; me dolía el estomago y pedía que pararas una y otra vez... me dijiste que ya estaba bien, que hablaríamos seriamente...
Bueno -respondí mientras me hincaba creyendo que por fin me dejarías descansar-, eleve la botella y mientras trataba de beber todo el líquido que contenía el envase con sabor a durazno y alcohol  comenzaste a contar una nueva anécdota provocándome tal risa que solté el envase, cayendo sobre la manta y mi ropa; dejando una enorme mancha y haciéndome estremecer por el frescor de este;  siendo suficiente para que volviera el descontrol y nos carcajeáramos por largo tiempo...
Fueron algunas horas las que pasamos juntos y como siempre se nos hizo muy corto el tiempo, tenias que viajar esa noche a casa -de vuelta a extrañarte, pensé- y eso nos borro la sonrisa por un momento, nos despedimos unas cuadras antes de casa para luego regresarme sana y salva.
Las luces apagadas fueron la señal de que nadie había llegado y sentí un enorme alivio, entré a casa cerrando cortinas y encendiendo la luces, al dar media vuelta para recorrer el pasillo sentí como se estacionaba la camioneta de mi familia afuera y me apresuré, prendí la TV., cambie mi ropa por la anterior, me senté en la cama, tome la compu aun encendida y  fingí aburrimiento total mientras por dentro sentía como se resintieron mis costillas por  la alegría que sueles transmitir.


"Tan sólo un instante, tan efímero, tan fugaz...Y tan eterno al mismo tiempo."

domingo

Adiós, adiós abril...


Ha pasado el mes de abril. Estoy acostumbrada a que cada año me sorprenda un accidente y realmente tenia temor de lo que pudiera suceder; pero afortunadamente y comparado con el del año anterior fue mínimo, solo lloré un poco.

Sigo encerrada en casa a causa de mi desafortunado estado de salud, el desánimo ha inundado mis días y en ocasiones realmente me veo muerta. Me encuentro cansada de las personas que veo a diario y no me mal entiendan pero es muy frustrante ver como llegan y se van los minutos sin traerme una minima chispa de entusiasmo.
A mediados de mes sume a los quinientos días sin ti un año más (tú sabes a que me refiero). No todo a resultado ser malo, tengo un nuevo sobrino, sigo viva y acudo regularmente a mi terapia. Creo que empiezo a simpatizar con la psicóloga. Me escucha como solían hacerlo antes, se ríe de mis ocurrencias y compartimos anécdotas de personas que han sido importantes en nuestra vida; es lo bueno de vivir aquí, compartimos amistades. Tenemos un tema recurrente que inevitablemente comienza cuando me dice: "Enfócate en lo que te trajo aquí, como vas con... " lo cual me hace desviar la mirada y retraerme, la habitación de escasos metros se vuelve aun más claustrofóbica y el nerviosismo se torna evidente -sigue siendo difícil afrontar la verdad-. Hace días, justo antes de las vacaciones lloré tanto en una sesión que inevitablemente mi piel se volvió rojiza -cosa que me molesta en demasía- pero que despertó un sin fin de emociones que tenia congeladas en alguna parte de mi interior, un día después recuerdo haber escuchado en la radio una noticia, tristemente común en nuestra ciudad, un asesinato y actos por demás crueles contra un joven, en un momento comencé a llorar inconsolablemente por más de una hora; al final me sentí tremendamente tonta y por supuesto que paré de inmediato reponiéndome para ocultar el hecho a mi familia. Desde entonces una y otra vez llega el sentimiento que me embarga en momentos cuando la vida se torna diferente a lo que esperaba, a lo que aun espero. No digo que vaya a sobrevivir más años, justo estos meses empiezo a notar su paso en los surcos de mi piel -se supone que una mujer no debe decir tal cosa en público-; en algún punto perdí algo que cambio lo que era, la persona que solía decir con una carcajada, en el momento más inoportuno SOY UN HÉROE, para luego solucionar lo que seguía.
comienza mayo para ser un año mayor, más MADURA. Esto último no deja de darme un poco de risa, y a pesar de mi derrotismo juro que estoy sonriendo por la idea. No creo que llegue a ser tan madura y centrada como esperan mis padres. Incluso después de todos estos años no veo el día de aceptar tal estado emocional, mental y físico; realmente no me resigno. Por lo demás y a pesar de los pesares la vida sigue su curso, así que digamos adiós a este mes que termina y sigue siendo uno de mis favoritos.