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Mostrando las entradas con la etiqueta Sueños de patio. Mostrar todas las entradas
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miércoles

Esta Mañana




Una real y absoluta pesadilla volver adentrarme en aquella casa de madera que habité en una parte de mi infancia, lejana y presente, a la vez, dolorosa y feliz. 
Terror volver a pisar aquel piso mugriento, roído de ratas, avejentado. Que volvieran a mi los ruidos nocturnos, los sollozos y suspiros lanzados a media noche como una oración que pedía solo avanzar hacia otros horizontes. Las monedas ganadas con tanto esfuerzo que rodaban hasta caer por las rendijas entre madero y madero para luego precipitarse a la oscuridad, esa sobre la que se tendía aquel hogar improvisado;  refugio después de nuestra extraña salida del hogar real, el primero... el que siempre extrañaré.

Dos secciones la conformaban, una pequeña cocina y una habitación un poco mas grande que perdía el encanto cuando la llenaban camas individuales para los "lepes" y la matrimonial para mis padres. Aunque esto nunca fue así, pues la mayor parte del tiempo fueron compartidas por amigos, familia y visita que de forma intermite entraban, llegaban, se quedaban días, semanas y luego se iban así, como si nada.


Por fin llegamos, y estando acompañada para realizar la visita me sentía tremendamente sola y vulnerable. Decorada de una manera extraña y acumuladora, parecía no caber un trasto mas sobre aquellas repisas viejas y un tanto vencidas por el peso. Ambas habitaciones tenían salida al patio así que podías entrar por un lado y salir por el otro sin problemas o casi, solo evadiendo todo lo que estorbaba en el camino, un verdadero hacinamiento. Quizá esa era la parte que reflejaba la pesadilla de mis emociones recientes y angustiantes. Ya no se....


Personas andrajosas nos dieron la bienvenida, esa mujer gastada de cara afilada y mirada fría nos señalo el camino hasta llegar a esa otra mujer de enorme ojos tristes que yacía tendida sobre un colchón viejo, al cual le supuraba liquido; mismo que ella tomaba con un trasto y lo vaciaba en una de la hendiduras del piso, ahora mas terrorífico que antes. Yo solo pensaba en lo que debían haber estado sufriendo todas las muñecas que perdí cuando niña y nunca fui capaz de rescatar de ese abismo, ahora un verdadero infierno chiquito y pestilente a muerte.


Conversábamos, de cosas sin mucha importancia hasta llegar a ese incomodo silencio que nos deja el haber repasado todo lo banal que almacenas para utilizar en casos como este... y hora de despedirnos por fin, tenia una necesitad urgente de salir, correr y volver. Por último pregunte el por que de aquel oloroso y lechoso desecho que supuraba una y otra vez de aquella vieja cama. La mujer se descubrió el cuerpo lanzando una sabana roída que la cubría y dejando al descubierto la amputación de ambas piernas, un corte en carne viva, una maltrecha cicatrización casi imperceptible daba fin, de tajo, al cuerpo de la desdichada que nos miraba como si ya nada le importara. Sin mas que un leve gesto con la mano salí de aquel lugar patético, que desplomaba todos los buenos recuerdos que alguna vez tuve o pude haber inventado para consolarme;  y así desperté esta mañana.

jueves

La llave a la felicidad



Pensaba en decirle la verdad, de una vez por todas -mientras recorría inquieta la estancia-. Cuando por fin él cruzó la puerta y con toda la calma colgó y acomodo su chaqueta en el perchero, la valentía y empuje que sentía empezaban a desvanecerse dentro. Como un hielo en espera, sentía como de su cuerpo emanaba una gran cantidad de líquidos, y las lágrimas amenazaban con aumentar aquel caudal. Lo miró cruzar el pasillo, pausadamente, hasta alcanzar la habitación para caer de un golpe en la cama; que se estremeció y luego todo volvió a la aparente calma. Mientras ella lo observaba parada en la puerta. En lo profundo de aquel silencio un sollozo se ahogaba en el interior del cuerpo del que fuera, hasta hace poco tiempo su compañero de viaje, el que le seguiría y daría cuenta de su existencia.

Pasaba los días sola, en casa, pensando como podría hacerse escuchar. Si al gritarle a su dios no se había dignado en responder, ahora creía que todo estaba perdido, que había una capa de realidad y ficción que la separaba inevitablemente de los vivos.

Recordaba la última escena de aquel día trágico y luego todo era calma, como entrar en una burbuja enorme y repleta de bruma blanca que no dejaba ver mas allá de sus pies, un paso a la vez hasta caer rendida y dormir una eternidad. Cuando por fin despertó, sentía marcado el tapiz de los sillones en su mejilla y sintió alivio, un sueño terrible -pensó, antes de suspirar profundamente. Para cuando sé dio cuenta que nada había sido un invento, resolvió en hablar de todas aquellas cosas malas que según su conciencia debían ser confesadas, para así ganar el sueño eterno, la llave a la felicidad.

Él cruza la puerta una y otra vez, es pausado. Traspasa el cuerpo de ella como una cortina tenue. Al mismo tiempo ella siente la vida vibrar dentro de él y le sigue hasta quedar anclada en la entrada de la habitación.
Cada noche se escuchan los mudos sollozos del hombre, mientras ella recorre la casa tratando de comunicarse, de liberarse y dejarle continuar.

domingo

Juguemos a hacernos realidad



Siempre fue mi juego favorito, ser reales y estar ahí sin máscaras ni hipocresías, solo tu y yo. Lo creamos por una buena razón, pues nos amábamos. Y en aquellos días cuando era muy poco lo que impactaba nuestros destinos parecía ideal soñarlo. Te necesitaba dentro de mi realidad, te deseaba a todas horas e inocentemente te la hubiera dado sin pensar.

Hoy que los juegos han acabado y un estallido estrepitoso surgió separándonos, te escribo desde aquí, donde siempre pertenecí. Trato de decir lo poco que puedo pensar y lo mucho que siento por tu recuerdo. Algo chocó contra mi razón y la ha despedazado casi por completo, aun así en los retazos que me quedan te armo como un rompecabezas antiguo, un poco roído pero siempre amado.

Irónicamente te vuelves mi fantasía preferida, a la que siempre vuelo y recuerdo como un cuento de hadas que alguna vez alguien, con un enorme corazón como el tuyo me contó.



lunes

Agosto, liviano como plumas.






Agosto se nos va, pisa el acelerador y retrocede como lo marcan las reglas establecidas, se une a las filas de nuestro pasado inmediato. Tibios y casi palpables, los recuerdos vuelven, como si los estuviéramos viviendo una vez más. Se aleja un tiempo casi vacío de emociones, liviano como plumas, perdurable como un buen beso. Aun puedo sentir que floto dentro de una burbuja, alejada de todos, distante de lo importante y sola, rodeada de un mundo de piedra y lodo, que todo lo destruye o lo ensucia. Regalé otra parte de mi corazón, un almacén enorme en mi memoria se ha colmado de su presencia y el aprendizaje comienza a fluir al tiempo que archivo, con resignación, lo que fuimos. Tengo el trabajo del mundo sobre los hombros, el empeño en olvidar se hace presente, una tierna voz me impulsa y me siento lista para continuar. Dicen que "en días de lluvia, el sol es un intruso" y justo hoy no quiero que se pierda el temporal... aun espero que el cielo caiga, que la lava de mi interior brote sin remedio; quizá que una palabra cierta y fugaz llegue a mi móvil e indique el final de este cuento que se niega a partir del puerto del "tal vez", al cual lo atán algunos frágiles puntos suspensivos.


martes

El loco -sin pies ni cabeza- que vive en mi.



Todo ese silencio para mi -pensé- y me tumbé quedándome dormida en un segundo. Una lágrima corría por mis mejillas y recuerdo perfecto su rocé al bajar lentamente. Aunque no encuentro motivos aparentes o que pudieran valer la pena debo admitir que de un tiempo para acá lloro a la más mínima provocación. En el fondo, en lo oculto de mi hay algo que falta, la pieza que no encaja, el "te lo dije", pfff... ese "no me dejes, quédate". Lo que más puede doler... "y, si hubiera..."

No todo va "tan" mal, es verdad que una hebra sale de su lugar pero a quien no le pasa. Un pendiente inalterable, un esperar constante, un no se qué que me mantiene alerta y este hueco intocable que me regalo el destino.

Galimatías, la vida es eso... brincar de acá para allá a merced de no se que diablos. Marcharte y jurar que no regresas para "¡baaam... lo mismo de siempre!

Lo sé, lo sé, la mayor parte del tiempo no me entienden nada, es confuso.
Tratar de acomodar las ideas si que puede ser un complique. Y pegarlas aquí, teclear, una imagen "bonita".
Un querer aparentar lo madura que soy, y peor aun serlo sin consentimiento propio pero que más da, la vida es así y todos tenemos una pizca de loco.


viernes

Atoradísima

Vuelvo a esta parte que se llama retazos de "ideotas", y si lo sé... me encuentro atoradísima en un sentimiento que debería de reconocer porque es cosa antigua. Como volver a el lugar donde fuiste feliz y ahora no queda nada, solo que en esta ocasión no fui dichosa, sino todo lo contrario. Me veo atascada, con el fango hasta el cuello; a tal grado de no reconocer lo que soy, lo que trato o lo que quiero ser, como si estuviera dentro de una caja  y obviamente sin la contraseña que mágicamente me libere. Ya no se que digo, aunque esto no es nada nuevo, supongo.


Taun We

domingo

Bella, una hija de...


Al entrar en aquella habitación la vida le mostró una de sus caras más desagradables. Los rayos tenues de una luz amarillenta, quizá de un farol de la calle, se colaban por las rendijas de la ventana; unas roídas cortinas colgaban asimétricamente y por el tono amarillento de estas se adivinaba que llevaban ahí largos años. 
Todos los muebles emanaban un olor extraño y muy desagradable. Un viejo sillón la aguanto hasta que estuvo "lista" la cama; y ella no podía dejar de observarlo todo; desde como el sacaba de una bolsa de papel una nuevas sábanas para colocarlas lentamente y amontonar las anteriores en un rincón sombrío, del cual había podido salir una extraña criatura o quizá un fantasma. 
Le llamó poderosamente la atención -he hizo caminar directamente hacia ella- una de las paredes aun tapizada con  papel de hacía décadas, con grecas y figuras extrañas. Contenía un sin fin de retratos en diferentes marcos de colores y tamaños. Las personas ahí mostradas portaban ropas extrañas, sombreros y un campo de flores amarillas que se extendía más allá de donde la lente de la cámara alcanzó a captar.  De pronto recordó una de tantas veces que señaló entre  copas de vino "Yo soy una hija de..." para luego soltar una estridente carcajada y gritar salud, por todos y por mi...
Mientras su rostro apenas era visible en el reflejo de uno de los cristales que estaban frente a ella, sintió enorme pena de haber caído tan bajo y aun peor de no poder contar con una botella licor que le hiciera olvidar esa sensación.

El hombre corpulento, sucio y con una barba de semanas la asió del brazo y antes de que se ella se percatara ya tenia dentro de su boca la lengua impaciente de este, que se movía incontrolable y casi la ahogaba. Cuando por fin cesó en su entusiasmado beso, la comenzó a desvestir rápidamente mientras ella se reponía y limpiaba el exceso de baba que había quedado embarrada en su cara, al rededor de la boca antes pintada de rosa, ahora pálida y desaliñada.

Muévete mamacita -le dijo al tiempo que la empujó sobre la vieja cama; quedando boca abajo, se le abalanzó con los pantalones a medio quitar y un enorme pene erecto y babeante la envistió varias veces antes de girarla e intentar besarla nuevamente. En un brusco movimiento ella se zafó quedando del otro lado de la cama y el hombre apoyando las rodillas sobre el colchón con unos enormes ojos rojizos, parecía que de un momento a otro lanzarían gigantescas llamaradas fulminándolo todo.

-Antes de que continuemos, tengo que hacer algo... ¡ya sabes, no! -Le dijo al tiempo que desaparecía tras la puerta  del baño.



jueves

La búsqueda



Estas sola en casa, y sabes cuantas veces quisiste estarlo; pero no dejas de pensar en lo amplío que se ve todo -quisieras abarcarlo todo de una vez. El silencio es ensordecedor y pones la música a tope; música que nadie escucha sino tu, y no tiene el mismo impacto que antes.
Entras en la habitación, te sientas en la orilla de la cama como si esta no conociera tus secretos, y al fin tomas el control, prendes el televisor de las malas noticias y es enfadosamente rutinario; terminas por apagarlo. 
Se escucha el tic-tac del reloj colgado en la pared, resignado. 
Avanzas como dominado por alguien más, despliegas las escaleras que llevan al escondite en el closet, tomas el arma ahí guardada y sientes como el frío contenido en ella recorre tu cuerpo. Guardas todo, perfectamente limpio y en orden queda el espacio. Te sientas y el ruido en tus oídos te da la despedida de "este" mundo; apenas te repones, te levantas rápidamente, pero tu cuerpo sigue tumbado hacia un lado, con una expresión que no conocías. El silencio se apaga, el mundo se puebla y te das cuenta que no estabas solo. Todo lo aprendido antes deja de importar, empiezas la búsqueda nuevamente... tratas de descifrar como salir de esa realidad.

sábado

Búho

  
 
Corría por una calle de terracería hasta parar en el puente -siempre tuve miedo de cruzarlos aunque jamás quemé uno, nunca sabes cuando te llevan de regreso a casa.
Fue un largo sueño, la noche caía lentamente mientras me observaba desde afuera ahí parada. Agitada por el esfuerzo, con el corazón a punto de salir por mi boca y el cabello enredado dejándose acariciar por el viento. El gesto en mi cara de duda, creí saber lo que susurraba. Todo lucía borroso, era como si hubieran pasado por un programa de retoque el ambiente, los árboles parecían tener macabros rostros en su follaje, la hierba crepitaba a lo lejos mientras sentía pasar el agua turbia bajo mis pies, y apenas la veía esta seguía río abajo frenética. Y yo, la otra, dentro de aquel pequeño cuerpo, con ese hermoso plumaje que simulaban unos pequeños cuernos, no podía sino observarme, emitir mi típico ulular  y esperar despertar.

 
 
Imagen tomada de la red.





martes

Algunos y sus putas.



Algunos hombres quieren una puta, o no... quieren muchas putas en su cama y por supuesto no están dispuestos a pagarles, a cambio de ello les comparten un poco de su vida, las meten a su casa, las hacen sentir queridas y casi olvidar que son callejeras. Lo que ellas no saben es que son parte de una gran lista, parte de una agenda y un número fácil de recordar.

Esos algunos hacen todo lo posible y más por ahuyentar su soledad y tener sexo a diferentes horas, con distintos sabores, movimientos variados; y un par de manos sobre su pene babeante en continua y casi forzada erección. 

Afortunadamente no son la mayoría, solo algunos y lo sé porque me he topado a más de uno en este callejón.

sábado

Fugaz





Siempre quise hacerlo de esa manera. Se presento en una noche cualquiera con la atmosfera idónea y estaba sola, lejos de todo; creo que eso fue lo que al final determinó el encuentro.

No hubo un te quiero, ni frases trilladas a media voz; todo, absolutamente todo fue tan claro que me dí el gusto de hacer lo que yo quería, estuviera o no él de acuerdo. Qué mas da -pensaba- no volverá a suceder.

La noche avanzó mucho más de prisa que lo esperado, fue solo lo que tenía que ser, y sentir esa libertad es inexplicable.

Dicen que una muy buena forma de vengarse, es ser feliz... y lo fui.


lunes

Quiero inolvidables y eternas primaveras


Tengo demasiadas historias, y creo que aun antes de nacer ya me contaba algunas en aquella bolsa dentro de mamá.
Protagonizadas muchas e inventadas a altas horas de la noche -que es cuando realmente las disfruto- por millares; el caso es que nunca fue mi intención hacer esto, amar esta parte de mi día... en el fondo siempre quise ser una come flores y sí, comí muchas flores en mi apenas abandonada juventud -aceptémoslo-, lo cierto es que no quiero seguir comiendo de esas comunes; sino de aquellas que llegan un día especial, unas rojas, hermosas y radiantes que te inviten a soñar con ellas dentro. Unas que lleguen cuando menos te lo imaginas y te cambien la paleta de colores de tu entorno. Que te mantengan dentro de la cocina preparando una rica salsa con sus pétalos para luego compartirlas y no guardarlas entre hojas de papel de un viejo y pesado libro que no las apreciará, al menos no tanto. 
Yo cambiaria mi lugar con una rosa deshidratada y fastidiada de tantas letras incomprensibles, si solo supiera que esas líneas cuentan una historia con un enorme jardín e inolvidables y eternas primaveras...

Chispazo




Aun lo tengo aquí a mi lado, y sus palabras siguen vivas y revoloteando en mi cabeza.

Un sueño casi real; sabes que es un sueño porque no puede solucionarse todo así de pronto. Aún así no deseas despertar, quieres mudarte al menos con una maleta e instalarte en esa "realidad" preferida que se presenta en una hermosa noche de mayo.

La persona que amas está dentro del sueño, habla y tu escuchas con calma; los minutos podrían ser normales si así lo quisieras pero no, decides que disminuyan su avance y luego tomas cada uno de los detalles que se te brindan porque al igual que reconoces lo irreal también sabes que en algún punto después del terrible despertar, con una sonrisa inevitable, tendrás que volver a retomar aquello que te brinda felicidad y no encuentras fuera de ese chispazo de felicidad que no llega muy a menudo, al menos no a mi almohada.

miércoles

Fusión

El sonido de un viejo bandoneón al final de todo... suave, lento, melancólico y a la vez apasionado como solo el puede serlo. 


Él se acercó tan lentamente que en un momento ya estaba sobre mis labios, sus manos se deslizaban rápida pero agradablemente por mi espalda así que cuando el vestido abandonó mi cuerpo yo ya me encontraba mucho  más lejos de lo que caería este; voló unos metros sobre el piso como una flor roja recién cortada; comencé anhelar tener un ramo multicolor de vestidos, adquirir el recuerdo de cada uno de ellos regados por toda la habitación, noche tras noche. Lo deseaba como jamás había pretendido algo en la vida, incluso morir parecía un vago capricho al lado de aquella silueta junto, sobre y dentro de mí.


Photo by Nick DeBarmore

jueves

El grupo


Esa tarde llegue puntual, como pude, cuando vi que el reloj marcaban las seis sentí como un enorme peso caía al suelo desapareciendo para siempre. La puerta estaba cerrada, la abrí despacio y entré. 

Del fondo de la habitación, de entre un grupo de personas que hablaban bajito, se levanto la hermosa figura de esa mujer que me señalo donde poner mi abrigo, y zapatos ya que era regla de la casa. Mientras los quitaba y pisaba la alfombra en color naranja me sentía casi desnuda; por lo cual no deje de emitir -para mí- una risa burlona.
 
Caminé lentamente a la pieza principal y me uní a la reunión mientras los miembros me ofrecían una leve sonrisa y seguían con su tema; no entendía mucho y me limitaba a seguir con la vista el ritmo de está, afirmando o negando según mi experiencia.

Pronto el lugar comenzó a llenarse y todos conversaban entre sí, parecía un grupo cerrado y al que no pretendía pertenecer; pero debido a la insistencia de una mis amigas accedí a probar.

-No puedes estar sin un trago decente entre tus manos. -dijo Carlos, al tiempo que extendía un vaso hacia mí.

-Gracias. -le dije al tiempo que sonreía.

-¿Nos conocemos de algún otro lado? -preguntó con voz fuerte pero cálida.

-Claro -respondí-, te sueño todo el tiempo. ¿Cómo has estado?

-Me pasa todo el tiempo, me encuentro bien. -dijo. Y reímos por un rato, aunque en realidad en la vida lo había visto, parecía tener alguna conexión con aquel hombre de aspecto fachoso y agradable.
 
La música cambió de ritmo, parecían adiestrados cuando comenzaron a moverse, brincar y aplaudir al rededor de la habitación. Antes de que las luces se apagaran por completo pensé seriamente en buscar un lugar del cual pudiera observar sin ser participe pero en ese instante, ya a oscuras sentí como alguien se acercaba por detrás tomándome por la cintura, besando tiernamente mis hombros descubiertos. La luces comenzaron a volver por instantes, resplandecían las siluetas revueltas por todos lados. Un hombre de tez blanca y enormes ojos me sorprendió cuando intentaba zafarme de sus manos; buscaba desesperadamente una cara conocida pero pronto noté que nadie se percataba de mi estado, se veían naturales y aunque las luces seguían intermitentes observe a lo lejos, tumbado sobre un sofá y bebiendo un trago de colores, a Carlos. Me salí de las manos que me aprisionaban, el hombre blanco tomo por detrás a otra chica que a la vez era besada por una rubia vestida de rojo. Avancé a tientas y mientras las luces lo permitían trataba de importunar lo menos posible. Carlos me veía huir y  cuando nos separaba un pequeño espacio extendió su brazo, de un tirón fui a dar junto a él. Le quité de las manos  la copa y la bebí de un solo sorbo. Él  no dejaba de sonreír, no cruzamos palabra alguna. Sus labios me atraían irremediablemente y deje de resistirme, fue el beso más efusivo que recuerdo; tanta pasión no podía ser desperdiciada así que terminamos a un lado del sofá, entre cada lapso de visibilidad abría los ojos para captar un poco de las novedades que entraban a mi mente; no llegamos más allá pero nos disfrutamos mutuamente. No recuerdo haber visto más de un par de chicas en toppless y un tipo medio loco que bailaba con sus pantalones al aire. 
Las luces fueron encendidas para que pasaran charolas con tragos multicolor, cigarrillos, botana, cerveza. Al final me pareció bastante inocente el ambiente, había hilado cosas perversas en mi mente pero Carlos se encargo de explicarme las reglas del grupo, solo diversión -dijo para finalizar.

Terminamos sobre el piso; unos reían con otros, el de al lado ebrio o en resuelta relajación tumbado sobre las extremidades y pies de unos cuantos. La música ruidosa apenas si dejaba escuchar la conversación que  ahí se daba y en ratos hacia un esfuerzo por seguir los movimientos en los labios e intuir lo que pretendían transmitir; una vez más estallábamos en carcajada, el tema se olvidaba para siempre y volvíamos a empezar mientras me sentía en confianza y no quería que terminará la velada.

viernes

Del otro lado...


Fue extraño como aquella figura se contoneaba, y debo ser realista... "Lo hacía muuuuy bien". 
Cuando entro por aquella enorme puerta envuelta en luces neón se veía retraída, tímida y podría haber jurado que con miedo de lo que la esperase adentro. Pero buuumm... la música estruendosa nos caía como lluvia incontenible. Yo no podía apartar la vista debido a mi estado de aburrimiento y a que no era mi ambiente. Fui prácticamente obligado a entrar ,lamentándolo, hasta que la miré mover aquella cadera simple pero vivaz. 
La faz le cambio y parecía mucho más peligrosa que al principio (Toda mujer trae consigo unos gramos de riesgo).
Las miradas que antes la ignoraron se posaron sobre su ardiente figura. Algunos tipos con absoluta seguridad se acercaban para ser bateados sin compasión alguna; yo tenía aun menos posibilidades.
 -¡¡¡Diablos!!! pensaba mientras ella bebía, coqueteaba y se contoneaba.   
 ¿Cómo podía sentir tal interés?

miércoles

Compromiso


Tenía que sacar la espina; pero antes de eso quedar desnuda y pactar la cita con "el destino".

le parecieron eternos los minutos antes de llegar la hora indicada, sentada sobre la cama aparentemente limpia, pero en el fondo llena de semen, líquidos, gemidos cándidos, ingenuos, vivaces, placenteros, de dolor...

Con una pierna sobre la otra y al final de esta un tacón impaciente golpeando la alfombra muda.

Perfume natural, aroma artificial a chica barata con algún buen gusto oculto por aquella esencia excesiva.

Esperanza de fallo y regresar mas sana que salva, pero volver sin un recuerdo más que borrar de la piel.

Toscos zapatos de trabajo sobre la entrada, sonrisa malévola y mirada indescriptible con la cantidad exacta de todo lo requerido esa noche.

En Él Impaciencia a flor de piel sobre sus hombros, en ella el rubor le subía al rostro. Alguna vez alguien le dijo que entre más rápido suceda, enseguida estarás en la calle nuevamente y el propósito era siempre el mismo así que no había nada que perder. La táctica fue habitual, por fin la ropa apareció fuera de escena y solo dos cuerpos se estremecían al unísono... Recorrieron la habitación, se besaron, probaron y lo mejor de todo es que jamás se extrañarían ni reclamarían nada; si algo tenia de placentero era justo esta parte donde todo iba de cero a cien y vuelta atras el número al llegar a la esquina.
 





domingo

Alas de Sal


Salte de la cama y extrañada de no haber caído al suelo y quedar apenas rozándolo con uno de mis dedos.
Mi cabeza giró a la derecha, luego a la izquierda mientras miré claramente como mis pies flotaban a unos centímetros del piso ajedrezado. 
Extendí todo lo que me era posible la lengua por sobre mi hombro izquierdo y lamí las alas que batían pausadamente -tirando de mi espalda un poquito en cada uno de sus movimientos-. Paso la lengua por sobre mi labio superior para terminar mordiendo suavemente el inferior -esto me recuerda unos labios carnosos que extraño sobre mi piel, cuando la hacían estremecer-, cierro los ojos y la saliva salada baja por mi garganta.

Intento salir de la habitación pero a falta de pericia para controlar mi nueva característica solo me deslizo de un lado a otro sobre la cama. Después de algunos minutos estoy lista para avanzar por el pasillo y lograr cerrar las alas, bajar rápidamente las escaleras, parar en el penúltimo escalón y dar un brinco que me lleva a recorrer el cielo de la estancia; noto lo deteriorado de la pintura y la enorme cantidad de polvo sobre el candelabro....


miércoles

Basta, me cansé...



El tiempo de precisar un beso, caricias y todo lo que conlleve la palabra amor ha pasado para mi; me he cansado de esperar sin recibir a cambio un trato justo al respecto -ilusorio, lo sé-. Reconozco el sin fin de veces que lloré por no entender lo que sucedía y no fue llanto nocturno ni poético; esto se presento en su momento muy real, ruidoso, húmedo, fastidioso incluso para mis oídos que pedían una tregua... 
 
¡¡Así es la vida!!

No tengo el lugar que algún día imaginé me mantendría al punto de la felicidad, al borde de la locura amorosa que alguna vez anhelé de alguna cursi película hollywoodense. 
 
Me rindo y me dejo caer sobre la lona de la vida que no me inspira más que un hastío total, un reproche sin demasiado sentido pero si con una causa clara y saben qué... ya no quiero una pareja sincera, ni un beso apasionado, ni cenas a la luz de la velas e incluso me atrevo a señalar que no deseo un "Vivieron felices para siempre", porque sé, y valla que lo sé de antemano; no existe y por más que lo intentemos y nos partamos el alma porque todo marche sobre rieles sólidos inevitablemente la tempestad lo cubre todo y corremos el riesgo de patinar, trastabillar y caer. Caer una y otra vez, ser terca y levantarte y volver a besar el polvo incontables ocasiones; y podríamos pasar así la vida de no ser porque en el fondo esa vocecilla que late dentro se impone y te da un "Hasta aquí" un "No más" y de verdad  es cuando anhelas con todo el alma que todo paré: ser vieja y vivida, ser fuerte dentro de un caparazón aparentemente humano, aparentemente inservible pero que posee lo mejor que nos da el tiempo: "Experiencia".
 
Y no quiero más, ya no más desilusiones, ya no más fracasos fortuitos para mi.
 
 
05/09/'12
02:19 a.m.

En Silencio

Me dices en corto que estas en la ciudad de nueva cuenta; solo siguiendo tus instintos.

Yo con la misma historia en el bolso -siento pena-. Mi vida simple pasa bajo el manto de mis ojos y reprimo el deseo de emitir un sin fin de comentarios; pensar en tus piernas torneadas, el aroma de tu piel, tu calor y emitir algunos huuus o quizá eran unos haaaas.

Sigo modosa y pasiva en casa planeando el siguiente despertar para hacer lo mismo -sin presentir que esa noche me traicionaría tanta emoción-, volviendo a ver una figura desgraciada en el espejo del tocador -si, la mía.


Gira una idea de cambiar la agenda apretada de ser la misma, o al menos la que recuerdan. El deseo de verte avanza tibiando la fría sangre corriente en mis venas, pienso en ti... sólo en ti, mientras balbuceo casi emitiendo tu nombre antes de apagar la luz -echando una mirada atrás noto como la mujer en el reflejo se muestra riéndose sin someterse-, presionando el interruptor vuelvo a fingir ser dócil.

Como algo sobrenatural en mi interior sé y reconozco que he tomado una buena decisión, una real y rozo mi mejilla imprimiéndome algo de animo a través de las yemas de mis dedos, luego sonrío disimuladamente cruzando la habitación en silencio para tomar las llaves del automóvil lentamente...



Sin fecha exacta... 2012