Estaba envuelto en ese material transparente y ruidoso que me choca, aun así su color encarnado brillante era encantador, que digo encantador la verdad quería comerlo todo de una vez. ¡Que pena, volví a pensar!
Él solo me miraba, permanecía de pie justo frente a mí, y sentía que era enorme aunque en realidad los dos estamos mas que grandes para esto, lo probamos muchas veces antes. Pero, como saber cuando se te va a antojar, estabamos a media sala y aun así empezaba a derretirme lentamente; el caso es que no podía separar mis ojos de esa cosita, no quería nombrarlo pero ya sabía que tenia un sabor delicioso, empalagoso y que se pondría pegajoso entre mis labios.
Sentí que no tenia nada que ofrecerle, de donde sacaría algo tan sorprendente, tan dulce, tan... navideño.
P.D: Para el malo del cuento Kofhy
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