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martes

Uno, bendito...



Tal vez esto no te importe pero quería contarte que hoy fue uno de esos días difíciles. No he dejado de pensar en ti, en todos lados te veo aunque sé de sobra que ya no estas más... el único sentimiento real que puedo acariciar es el de extrañarte terriblemente, con todo lo que tengo, todo lo que me falta; incluidos cuerpo y mente. Quizá algún día, uno bendito, también perderé el interés; por ahora solo, solamente tengo la necesidad de creer que en el fondo del olvido, en lo profundo de este desierto, te hago falta..

jueves

Así se pone...


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Supe que estaba triste el día que las hojas naranjas decoraron la entrada, luego, puse mi ropa al revés y al darme cuenta, a medio camino, pensé: "que tiene, no creo que alguien me vea y si lo hicieran no me importa, que digan misa... pero lejos de mí" y seguí. Después al llegar a la biblioteca, aproveche que no había nadie para hacer lo prudente, era obvio que me importaba la opinión de una persona, de mi hija, que estaba tomando clases en las aulas de enfrente, que después del timbre de recreo llegaría corriendo a saludarme y brindarme algo de comer.
Seguía triste pero ahora me preguntaba que pensaría ella de mi, y si se había dado cuenta de lo triste que su madre se sentía, o si se llegaba a preguntar que culpa tenía ella de ello, como le afectaría o si ya lo hacia...

Yo supe que estaba triste el día que deje de contar lo que se suponía me causaba tanto pesar; deje de lado las opiniones, los consuelos y esos enfadosos "échale ganas" que las personas suelen decir a las que como yo, llevan la cara triste.

Esta, que soy yo supo que estaba triste el día que decidió cancelar las caritas con boca de consonante mayúscula, aceptar que así se pone el otoño; encerrarse a escribir, alejarse de todo incluso de lo que casi llega al placer...


martes

40 de fiebre

 
 
Tumbada sobre la cama, con  40 de fiebre es similar adentrarse en un voluminoso y pesado libro. Puedes brincar de un capítulo a otro si así te apetece. Las personas dentro de el pueden venir de los lugares más inesperados, o pueden ser aquellas a las que en un millón de años no esperabas ver. Ellas vienen, caminan por la habitación, justo el día que tu salud se derrumba y tienes mucho que cuestionar. Pero todas se limitan a  callar, mirarte fijamente o esbozar una sonrisa; otras se pierden al cruzar la pared pintada de lila o simplemente se doblan hasta que desaparecen. 
 Y sigues tirada como una hoja que el otoño desdeño, como el rayo de luz que a nadie alcanzó y se pierde en la inmensa oscuridad. Tu con tus preguntas, tus miedos y sin sabores... toda tu, por todas partes y ese enorme libro frente a ti.

 
 
14/Octubre
Con todo y la luna.
Taun We

jueves

La llave a la felicidad



Pensaba en decirle la verdad, de una vez por todas -mientras recorría inquieta la estancia-. Cuando por fin él cruzó la puerta y con toda la calma colgó y acomodo su chaqueta en el perchero, la valentía y empuje que sentía empezaban a desvanecerse dentro. Como un hielo en espera, sentía como de su cuerpo emanaba una gran cantidad de líquidos, y las lágrimas amenazaban con aumentar aquel caudal. Lo miró cruzar el pasillo, pausadamente, hasta alcanzar la habitación para caer de un golpe en la cama; que se estremeció y luego todo volvió a la aparente calma. Mientras ella lo observaba parada en la puerta. En lo profundo de aquel silencio un sollozo se ahogaba en el interior del cuerpo del que fuera, hasta hace poco tiempo su compañero de viaje, el que le seguiría y daría cuenta de su existencia.

Pasaba los días sola, en casa, pensando como podría hacerse escuchar. Si al gritarle a su dios no se había dignado en responder, ahora creía que todo estaba perdido, que había una capa de realidad y ficción que la separaba inevitablemente de los vivos.

Recordaba la última escena de aquel día trágico y luego todo era calma, como entrar en una burbuja enorme y repleta de bruma blanca que no dejaba ver mas allá de sus pies, un paso a la vez hasta caer rendida y dormir una eternidad. Cuando por fin despertó, sentía marcado el tapiz de los sillones en su mejilla y sintió alivio, un sueño terrible -pensó, antes de suspirar profundamente. Para cuando sé dio cuenta que nada había sido un invento, resolvió en hablar de todas aquellas cosas malas que según su conciencia debían ser confesadas, para así ganar el sueño eterno, la llave a la felicidad.

Él cruza la puerta una y otra vez, es pausado. Traspasa el cuerpo de ella como una cortina tenue. Al mismo tiempo ella siente la vida vibrar dentro de él y le sigue hasta quedar anclada en la entrada de la habitación.
Cada noche se escuchan los mudos sollozos del hombre, mientras ella recorre la casa tratando de comunicarse, de liberarse y dejarle continuar.

martes

Hasta hoy...



Me acostumbre a recibir un NO rotundo por respuesta, me aferré a las negativas olvidando que había más allá de la venia. Y para cuando me di cuenta todo lo que hacia era de manera anacrónica, nunca en su tiempo y lugar llegaron a tocar el camino mis pies.

Hasta hoy...


sábado

Sobre tu piel



Para no perdernos precisamos retornar,
para volvernos uno nos tenemos que romper.
Si quisiera recordarte, te tendría que olvidar,
para vivir un poco... morir sobre tu piel.