Siempre creí ciegamente en las palabras; quizá no en las correctas pero si en la que sonaban más sinceras... un tropiezo me ha echo caer y rodar sobre las mías. Me condenaron a no creer más, no tan a la ligera y cuando te cuentan que las personas son capaces de decir cualquier cosa con tal de obtener lo anhelado la vida pierde mucho de su encanto.
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