Esta triste y no sabe explicar muy bien porque, es una fea costumbre o una muy buena excusa para no hacer nada. En realidad no le importa lo que pasa afuera pero si le molesta volver la vista y distinguir tras las cortinas transparentes un paisaje del cual ella nunca será parte.
Las paredes gritan su nombre, estás parecen haber llorado por meses y las manchas de aquel llanto bajar lentamente por las noches. Se despierta en la madrugada, sudorosa con miedo de conciliar nuevamente el sueño, volver a vivir aquellas pesadillas que la atormentan; otro día que me despertaré ojerosa -piensa, mientras se oculta bajo las sábanas
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