Perdí la poca de cordura que podía presumir; deposité gran parte de mi amor en una cuenta sin plazo fijo, sin intereses, quizá mínimos rendimientos.
Salí de aquel lugar después de tallar sobre una bala mi aroma, caricias y un beso de despedida.
-¡¡Hasta la próxima!! dije feliz, sonreí y me marché.
-Jamás me salvaré... pensé luego.
Tal vez la cita que sigue nunca la confirme, aun no estoy segura de esto y me arriesgo porque es la última jugada después de cargar una pesada estrategia que siendo sincera debo decir que no salió según lo planeado, me desvié de un buen final y ahora la historia se torna confusa, creo pocas cosas de las muchas que me fueron dichas pero es que el contexto -que importa mucho- me gritaba que debía ceder, confiar, creer en alguien.
Y no, no me fío, ni de el ni de nadie.
2 comentarios:
Lo mejor es fiarte de ti misma, se acaba una historia y cuando menos lo esperes puede empezar otra, sin buscarla ni perseguirla, así es la vida, muchas pequeñas historias y no todas con buen final.
Muchos besos,
Lo difícil es acostumbrarse y aceptar la idea, excelente comentario.
Gracias, un beso.
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