Estoy muy triste y la razón principal radica en el echo de que no puedo aceptar el comportamiento de una de las personas que más quiero; yo entiendo mis razones y motivos para estar cerca pero no las que él tenga para mantenerme lejos del círculo.
Creo ser lo bastante razonable como para comprender cualquier excusa, historia, motivo o palabra que emita al decirme que ya no me quiere en su vida
-¡bien, que lo diga y me alejo!
Aunque me dolerá; pero siento que sufro más porque su silencio me ata a una idea vana de que algún día decidirá entablar nuevamente la amistad y como siempre estaré ahí para apoyarle, festejarle, consolar o simplemente ser el cuerpo ajeno que le brinda calor con un fuerte abrazo.
Cada día, cada hora lo pienso irremediablemente y me niego a dejar entrar en mí la idea clara y cortante de terminar diciendo "NO" a cualquier cosa que tenga que ver con esta persona; me aferro a las amistades y a pesar de que algunas suelen aprovecharse de mi sinceridad y lealtad no reprocho nada. Trato de entender, siempre entender y a veces tergiversar la realidad para dar más puntos de valía de los que ellos merecen por el echo de que a mí no me hace falta que me regalen nada; excepto la certeza de saber que alguien espera por mi en algún lugar, que soy necesaria e incluso soportable aun y con todo lo que pueda traer dentro y no lo exprese.
Me encuentro confusa y desconsolada; y a decir verdad he llorado un par de veces por la incertidumbre que se cuela en mis madrugadas de largas lecturas, sueños asertivos y este escalofrío en los brazos al sentir cuan alejada estoy de atraer un poco de calma a mis pensamientos. Escribo, lo hago a diario sin lograr encontrar dentro de mi alguna idea de lo que debo hacer para que no duela tanto.
Sé que entre letras trato de despedirme de lo que me afecta y seguir adelante con aquello que me hace feliz pero aún no estoy lista; y podría escribir todo el día y al final quedaría igual con un montón de preguntas que nadie responderá y mi aferrado comportamiento sobre el tema.