Para no perder la costumbre , las galimatías más sentidas de mi diario 2011 antes de volverse cenizas.
Hace unos días dijo una de mis amigas: "Al menos ahora tienes una enfermedad que conocemos..."
-Cuanta ironía -pensé- y me sentí más sola y perdida que nunca antes aunque no comenté nada fue justo en ese momento que comprendí como la realidad nos envuelve cual si fuéramos un regalo; esta especie de capa hecha a base de rutina y comodidad nos oculta ante los ojos que están frente sin lograr descifrarnos, haciendo que pocos nos comprendan...
Y decidí alejarme y pasar un tiempo "sola" aunque sabía que junto a lo que estaba por ganar y dolía también tenía mucho que perder y eso equivalía quizá a quedarme con un mínimo de personas a mi alrededor; pero valió la pena intentarlo, aun con los inconvenientes que después tendría que sobrellevar.
Cada día me convenzo más de lo negada que me encontraba para aceptar lo que realmente soy -típico-, lo que siento y eso que no podré cambiar en un corto tiempo y porque no aceptarlo quizá nunca lo logre -aun no se a donde voy.
Me veía reflejada en los actos y gestos de personas cercanas, reconociendo una parte de mi rostro en tan nefasta actitud.
-¿Así era yo? ¿Quizá aun lo soy? Me cuestionaba rechazando la idea se seguir por esa senda, me avergonzaba terriblemente comprendiendo lo errada que andaba y lo mucho que debo trabajar, no para ser mejor o peor -depende el enfoque- sino para no caer en los baches de los cuales intento salir; como alguien me dijo alguna vez: "Sólo vive sobre las baldosas niña".
Es tan fácil dejarnos llevar -ya lo he dicho antes- pero la verdad es que lo que nos resulta difícil es lo que realmente vale la pena -eso esta trillado- y sin embargo nos negamos siquiera a pensarlo. En estos momentos floto entre la que fui y lo que realmente llegaré a ser, perdiendo y dejando a muchas personas en el camino; personas que en algún punto compartieron mi forma de ver la vida, ideales, sueños y esperanzas en un futuro lejano. Ahora que el futuro lejano ha pasado creo que solo pendemos de una añeja amistad que cada día se desgasta al compás de las manecillas mustias del reloj.
Miro atrás y me encuentro sumergida en una espesa neblina para luego avanzar hacia lo desconocido, camino al lado de mi familia y amigos muy queridos (Alex, Vica's, Kofhy, Mia y el encantador Jo), viajo con las mejores anécdotas actuadas, leídas, simuladas, orgásmicas, espontáneas y escritas que intentaré guardar para siempre sin que ello aseguré que avanzaremos un largo trecho juntos, tal vez ya no compartamos nada en el presente excepto el deseo de que nos aguarde en algún lugar lo mejor y lo más conveniente.
Quizá escribo por pura melancolía, por que la tarde luce hermosa o porque me encuentro sola escuchando música bajo un cielo en ratos azul y luego tristemente grisáceo. La vida suele llevarnos por lugares tan inesperados que muchas veces aquello que deseamos y casi teníamos entre las manos se nos desvanece como un espejismo o simplemente se va alejando y aun intentándolo no logramos retenerlo.
Hoy tengo tanto que agradecer que inevitablemente vienen a mi mente viejos sueños inconclusos como seguir estudiando y tener mi grupo... no puedo más que pensar en parar y replantear lo que sigue; eso me enfada y pienso en las veces que he armado mi realidad a base de pequeños fragmentos empapados de alegrías, sin llegar a ser suficientes, nada comparado con las perdidas y sin sabores que he tenido que dejar abandonados en algún lugar.
En el fondo solo deseo que comprendan que en ocasiones las cosas simplemente no se planean, solo suceden y las circunstancias nos atropellan llevándonos hacia lugares que jamás decidimos pisar y por los cuales nos toca avanzar hasta encontrar la salida, no quiero que suene a excusa porque estoy consiente de mis actos y en ocasiones es preferible emprender la guerra interna sola, alejada de aquello que logra influenciarnos de alguna manera coartando nuestro derecho a fracasar o vencer por méritos propios. Dejen confieso que justo hoy me encuentro en un laberinto por el que corro, me detengo por no poder respirar y comienzo la marcha a regañadientes pero siempre esperando encontrar el final de este cuento para regresar siendo yo -aunque nunca creí que el camino que me guía fuera tan sinuoso-. Realmente estoy sintiéndome tan infeliz y compadeciéndome de lo poco que ahora represento pero sigo agradeciendo cada paso, cada beso, abrazo, cada vez que pude pronunciar un "Te quiero" en el momento oportuno para mi aunque ciertamente no el más conveniente para algunos, las lágrimas, aprendizajes y los roces que llego a sentir mi piel; todo lo agradezco, bueno o malo, sabroso o repugnante, apasionado o frustrante todo tuvo su encanto; por ello sigo y por ahora simplemente voy (...)
03/Sept./2011