¡Vamos! comienza conmigo este viaje, en el camino me contaras tu pasado, no diré que te equivocaste. Hemos aprendido cosas buenas, cosas malas; cosas que de una forma más o menos profunda marcaron nuestra piel, intentaron secar nuestros ojos y durmieron bajo nuestras sábanas más de una vez...
Me enseñaras a ver el color a través de la espesa niebla, tal vez te cocine algo y te muestre que algunos sueños pueden bordarse en tu mente. Sentiremos el viento recorrer nuestras mejillas, te doblaras de risa y te mostraré un nuevo autor que al final saldrá sobrando de nuestras platicas.
Te haré casita para cubrir el frío y bajo mis libros se siente menos la lluvia. Preguntaré el nombre de una flor, admiraremos la danza de las mariposas. El tiempo volara tan lejos como tu lo sueltes y en mi cielo la luna dirá que sigues aquí.
Prepárate, el viaje es duro. El último que paso casi me tiró por la borda, en una ocasión me deje caer y al final el paracaídas se abrió, no todo fue mi culpa, un extraño intento comer mi corazón con salsa, me robo mil gotas de líquidos corpóreos y me dejo en trizas. La buena noticia, (para algunos) es que sobreviví y sigo aquí.
Tal vez al final te canse un poco, seguro que me alucinaras un tiempo…podrás decirme adiós para comenzar de nuevo porque diciembre siempre regresa.
Parece una frase trillada; ya le quite el polvo y luce como nueva, se resume en tres palabras, que de llevarlas a cabo pueden cambiar tu panorama…dales sentido y ponles alas que de ti depende el resto, porque este viaje no tiene fin, ni soledad anunciada. Aunque cabalgues por las tierras más lejanas, tu sombra será fiel compañera.
“Prospero Año Nuevo”
Con una pizca más de cariño...
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