En la frontera que divide el pasado del futuro encontré una silla en la cual sentarme a disfrutar el paisaje. Se ha gastado la primera estación sobre la tierra pasiva y la ha dejado llena de hojas secas. Me siento tentada a dar vuelta y escoger el pasado que deje huérfano de tiempo, hace días, hace un par de horas; pero no reconozco el lado de felicidad que se supone debería representar.
Un beso añejo se posa sobre mis labios, se difumina bajo una sonrisa que nace y muere en un mismo instante. Estoy tan cansada que incluso sonreír me cuesta mucho. En la silla ahora descansa lo que soy, sin llegar a ser lo que alguna vez intente; sin presentir en lo que me estoy convirtiendo.
El presente pone cara de nada cuando eso es lo que pasa por mi mente modorra y en resuelta tranquilidad.
Taun We
Dic/2010
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