A veces me sitúo bajo el árbol que guarda la entrada de mi casa, lo miro fijamente y siento como me observa de pies a cabeza descifrando lo que traigo dentro. Una insignificante brisa recorre mi piel y experimento un leve escalofrío. En el fondo deseo que ese árbol fuera un hombre; uno sin sexo definido, sin prejuicios y tan frondoso como solo él puede verse. Ahí plantado al pie del cemento, aguantando y otras veces disfrutando el clima. Que mejor consejero puedo encontrar, que descubra lo que preciso en el momento. Imagino su sonrisa e ilumina mi mente, es la vida en todo su esplendor.
Planté un árbol frente a mi casa y ahora que me encuentro lejos me hace falta su sombra, la protección que me brinda cuando todo parece quemar mi piel, la compañía que esta siempre dispuesta, la sonrisa al llegar, el adiós de sus ramas y hojas al alejarme y contemplarlo a través del espejo retrovisor.
Cecy =P
No hay comentarios.:
Publicar un comentario